La sustentabilidad detrás de los pueblos mágicos

La sustentabilidad detrás de los pueblos mágicos

Espacio en el que ha aparecido el artículo y fecha en que ha sido publicado: e-consulta (28-06-2016)

Quién no ha escuchado hablar del programa federal de “Pueblos Mágicos”. Prácticamente es un programa conocido por gran parte de la población nacional. Sin embargo, el ser en Pueblo Mágico lleva consigo una serie de ventajas y un cúmulo de desventajas.

Iniciemos con algunos antecedentes; éste programa se pone en funcionamiento en el año de 2001 La idea central era que los turistas que visitaran algún centro turístico ya fuera en playas o ciudades, pudieran desplazarse para conocer poblados cercanos. Otra premisa que en ese momento se sostuvo, era el de aprovechar el turismo carretero de tal forman que estos viajeros pudieran considerar durante su ruta el detenerse en algún pueblo que se encontraran a su paso.

El programa representa ventajas para la localidad, debido que al momento de ingresar a este club recibe beneficios como lo son fondos federales y estales, además de obras para “mejoramiento de imagen urbana”, en estas obras se pintan fachadas, se mejoran calles principales, dicho sea de paso, las que el visitante ve, no las que el habitante necesita, la CFE realiza trabajos para cableado subterráneo. Se dice que en algunos pueblos se rescatan monumentos patrimoniales y también se afirma que se ayuda en el desarrollo de productos turísticos y en el ordenamiento del comercio informal, los anteriores son algunos beneficios pero la lista es amplia.

Por cierto, para la SECTUR Federal, un Pueblo Mágico es …”.Localidad que a través del tiempo y ante la modernidad, ha conservado su valor y herencia histórica cultural y la manifiesta en diversas expresiones”

Basado en lo anterior, quiero hablar del Pueblo Mágico de Zacatlán de las Manzanas, desde antes de su nombramiento he ido de forma cotidiana, y aun cuando percibo beneficios para los visitantes, contrasta de manera inminente con otro concepto que hoy en día se valora en el Turismo y por los visitantes de perfil cultural y de naturaleza: La sustentabilidad del destino en el tiempo. Algunos ejemplos que van de lo vital a lo trivial. En la hermosa Plaza de Armas, testigo de hechos históricos, punto de reunión de la población, donde se puede sentar el visitante a contemplar como baja o “sube la neblina”, como ellos le dicen, colocaron hace años una manzana decorativa rompiendo de forma abrupta la fisonomía de la Plaza. Los turistas corren para sacarse la foto en la manzana y dejan de apreciar el hermoso conjunto arquitectónico y es posible que dejen de apreciar la “herencia histórica cultural” del Pueblo. Pero remover la manzana que tanta controversia causó, resulta tema menor. Estuve hace unos días por los bosques de Zacatlán y mi sorpresa fue el ver la tala de árboles que se ha hecho, todo con el simple pretexto de llegar cómodamente a unas cabañas en la cúspide del bosque. Dónde encontramos la sustentabilidad, árboles centenarios derribados, hechos leña, el camino nuevo de graba, ha borrado el camino natural de los pobladores, ya no existe ese camino. Me sorprendió observar que en el bosque se están plantando árboles frutales, para qué me pregunto, qué sentido tiene haber derribado a los árboles llamados por los pobladores Guardianes del Bosque para plantar árboles de manzanas. Turismo y sustentabilidad es un deber, no una opción. Para este Pueblo y para otros más no encuentro la respuesta, lo que sí percibo es que la Magia del Pueblo sale por la trastienda.

 

Por: Dra. Patricia Domínguez Silva

 

patricia.dominguez@udlap.mx

Disponible formato PDF

 

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