¿Quién se ha llevado mi nearshoring?

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¿Quién se ha llevado mi nearshoring?

Después del parón de la economía global por la pandemia de COVID-19, la reactivación del comercio mundial enfrentó una fuerte escasez de suministros y cuellos de botella, los que, a su vez, generaron alzas considerables en los costos de transporte y logística. Estos efectos negativos llevaron a las empresas globales a dar reversa al esquema offshore para acercar geográficamente sus centros de producción. A este fenómeno de relocalización de la tercerización de centros de manufactura se le denomina nearshoring.

México cuenta con ventajas obvias para captar un porcentaje importante de las inversiones derivadas de esta relocalización de centros de manufactura. El nearshoring se volvió parte de la agenda pública.

Sin embargo, si analizamos la información de fuentes oficiales no se observa un efecto positivo de esta relocalización de centros de manufactura. En el Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) que publica el INEGI, se puede observar al mes de mayo para la industria manufacturera una caída de 1.4% con respecto a mayo del año anterior y una caída de 0.2% en el plazo enero-mayo de este año con respecto al mismo periodo del año pasado. Este indicador se encuentra en 102.1, mismo nivel que mayo de 2019.

Gráfica 1. (ver en el documento PDF)

En la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera del INEGI, en el mes de mayo de este año el EMIM está en 102.1 puntos. Se observa una caída en el personal ocupado de 1.9% respecto a mayo de 2023, y no crece respecto del mes abril 2024 (Gráfica 2). El mejor nivel de este indicador se alcanzó en diciembre 2022 (104.5).

Gráfica 2 (ver en el documento PDF)

Otro indicador que tendría que darnos señales de una relocalización de centros de manufactura es la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED). Sin embargo, el monto que reporta Banco de México para el primer trimestre 2024 es de apenas 600 millones de dólares, es el más bajo desde el trimestre julio-septiembre de 2014.

Gráfica 3 (ver en el documento PDF)

El efecto que tendría la relocalización de producción de Asia a México no se aprecia en el nivel de actividad del sector manufacturero, ni en el personal ocupado en el sector, ni en el nivel de inversión extranjera directa (nuevas inversiones). ¿A qué se debe?

Los inversionistas potenciales evalúan el riesgo que conlleva invertir en un país con base en sus propios análisis y ayudados por estudios de instituciones denominadas como Think Tanks, las cuales llevan a cabo estudios de competitividad por país con metodologías que han perfeccionado a lo largo del tiempo. Un ejemplo de estos estudios es el Índice de Competitividad Internacional (ICI), que está compuesto de 85 indicadores de competitividad de cada país. En este índice en particular México ocupa el lugar 37, de 43 economías evaluadas, con una calificación de Baja Competitividad.

Un estudio de Oxford Economics de 2024 pone a India por encima de México al evaluar diferentes dimensiones de competitividad como ambiente de negocios (que incluye la seguridad pública y estado de derecho), infraestructura básica, mano de obra, mercado potencial, entre otros.

Un ejemplo de la baja competitividad que en algunas dimensiones ofrece nuestro país está en la oferta de energía eléctrica, clave para cualquier proyecto de inversión. La gráfica 4 muestra el valor del mercado de generación, transmisión, distribución y comercialización de energía eléctrica y gas natural por ductos para el consumidor final. México necesita una combinación de inversión pública y privada en los próximos 10 años de 114 mil millones de dólares para que el PIB pueda crecer a tasas de 2.4% anual.

Gráfica 4 (ver en el documento PDF)

Conclusión:

Resulta evidente que México tiene mucho por hacer si quiere ser destino de nuevas inversiones en esta relocalización de la producción manufacturera mundial. La sola ubicación geográfica, sin duda una ventaja considerable, no basta para garantizar la llegada de cantidades importantes de inversión. Así lo demuestran distintas variables macroeconómicas publicadas por INEGI y Banco de México, en las que queda claro que el nearshoring, por ahora, solo ha quedado en buenos deseos.

Referencias:

Sobre el Autor:

José Pablo López Calva, cuenta con un MBA con concentración en Finanzas por Texas A&M University en donde estudió como becario Fulbright y es egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla.

Trabajó como subdirector de crédito regional en Grupo Financiero Bancomer (hoy BBVA), en donde fue director regional de crédito a empresas. Trabajó en el área de Administración de Riesgos en Pemex Transformación Industrial, como trader, y posteriormente jefe de trading, de productos financieros derivados (swaps, futuros, opciones). Fue asesor de la Dirección General de Pemex Transformación Industrial.

Tiene más 20 años como docente de materias relacionadas a las Finanzas e Introducción a la Economía. Actualmente se dedica a la consultoría y la docencia.

Contacto: jose.lopezc@udlap.mx

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