Estudio exploratorio de las estrategias psicosociales de prevención y tratamiento de la violencia de género hacia la mujer en la Ciudad de Puebla

Estudio exploratorio de las estrategias psicosociales de prevención y tratamiento de la violencia de género hacia la mujer en la Ciudad de Puebla

Introducción

Tesis digitales, UDLAP

En esta investigación abordaremos el tema de la violencia de género, a partir de un estudio exploratorio sobre sus formas de atención y prevención en la Ciudad de Puebla, por parte de organizaciones de la sociedad civil, investigando en qué enfoques psicosociales se basan y que estrategias de atención aplican en estos casos.

La Secretaria de Gobierno (SEGOB) describe en el Plan Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2013-2018 que la situación de la mujer en México es desigual, como lo podemos ver en la siguiente cita:

La situación que viven las mexicanas, mujeres y niñas, impone la insoslayable tarea de diseñar políticas públicas de corto, mediano y largo plazo dirigidas a combatir las causas históricas y estructurales que impiden y obstaculizan su desarrollo al limitar, segregar, discriminar o excluir a las mujeres en muy diversos ámbitos, y con ello la participación de más de la mitad de la población mexicana en el desarrollo (SEGOB, 2013).

[…] (Solo con)1 el cumplimiento de los Derechos Humanos de las mujeres y las niñas […] será posible alcanzar las potencialidades que tenemos y se logrará el crecimiento y el bienestar al que aspiramos (SEGOB, 2013).

Como señala SEGOB, la discriminación hacia la mujer es una situación estructural que imposibilita su desarrollo. Brewer y Brown (1998, en Franzoi, S.L., 2007) definen la discriminación como una acción negativa y/o condescendiente hacia miembros de grupos específicos. Según Amnistía Internacional (2006) el problema real que conlleva la discriminación hacia la mujer, es que ésta se transforma en violencia. En México, de acuerdo al INEGI (2008), 39.7% de las mujeres han vivido violencia en espacios comunitarios, y 46.7% ha vivido violencia por parte de su pareja.

Bott, Guedes, Goodwin, y Adams Mendoza 2 (2012), como parte del comité de la Organización Mundial de la Salud (OMS), comparten que la violencia que vive la mujer tiene consecuencias negativas para la salud de las mujeres; desde lesiones físicas, embarazos no deseados, abortos, infecciones de transmisión sexual, mortalidad materna, trastorno por estrés postraumático, depresión, hasta el suicidio, entre otras.

Ehrensaft, M. et. Al. (2003) hace una investigación que comprueba que la mujer que vive violencia en el hogar; ya sea como victima de la misma, viviendo maltratos o siendo observadora de violencia entre sus padres, aumenta hasta siete veces la posibilidad de vivir violencia por parte de su pareja y repetir el ciclo. Biglia, y San Martín (2007) comparten una hipótesis que explica que la imagen negativa y frágil que cada uno tiene sobre sí, o maneras paradójicas de crear límites y prohibiciones, son los que llevan a crear las condiciones violentas en quien las presenta (Biglia, B. y San Martín C., 2007). Estas dos aproximaciones al tema, plantean la violencia hacia la mujer como parte de condiciones y características personales que predisponen a las personas a ser “victima” o “victimario”, concibiendo la violencia como hechos aislados e individuales.

Por otro lado, Carrera (2015), sostiene que existe y es tangible una desventaja de género que va más allá de lo individual y lo generado en una dinámica particular del hogar. Carrera (2015) habla de desventajas políticas y económicas que propician diferencias de género y discriminación hacia la mujer, desventajas que podemos ver reflejadas a nivel político en las estadísticas presentadas por Medina Espino (2010: 72) en donde señala tener el registro que en México, en 2009, solo un 29.4% de mujeres eran parte de la Oficina de la Presidencia de la Republica, siendo el puesto más alto que ha ejercido una mujeres en la Administración Pública Federal hasta el 2009 el de Secretaría de Estado, puesto tomado por Rosa Luz Alegría, primera mujer en ocupar ese cargo, en 1976, cuando fue nombrada Secretaria de Turismo, ella señala demostrar el “desequilibrio existente en la participación de mujeres y hombres para ocupar los puestos públicos de mayor nivel y jerarquía” (Espino, A., 2010: 76).

2 En caso de haber casos en donde los autores tengan o compartan un segundo apellido se utilizan ambos, incluyendo el apellido materno, en reconocimiento del género femenino. En caso de solo contar con un apellido en el texto original, este es el que se maneja.

La desigualdad económica de la que Carrera (2015) nos habla, se puede ejemplificar en la brecha salarial en donde se estima que la mujer en México recibe 22% menos salario que el hombre, por el mismo empleo, llegando a aumentar el porcentaje a un 47% en trabajos de tiempo completo y dependiendo del sector del trabajo. Estos ejemplos confirman la teoría de Lamas (2013) que interpreta la violencia de género hacia la mujer como un patrón social. Profundizaremos en los siguientes capítulos en el tema de violencia de género y sus tipos, así como las maneras para atender la problemática desde una perspectiva psicosocial.

Por: Lic. Adriana Vivas Zurita

Egresada de la Licenciatura en Psicología, UDLAP.

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