Agricultura y biopesticidas
Un gran porcentaje del territorio mexicano está destinado al cultivo de diferentes especies vegetales útiles para el consumo humano. Sin embargo, esta actividad desarrollada en extensas regiones significa también un gran banquete para las especies fitófagas, especialmente insectos. Estos, con tal abundancia de alimento, se reproducen tanto que ocasionan pérdidas cuantiosas a los agricultores, se vuelven plaga.
Una plaga se refiere no al insecto en particular sino al número de éste en un determinado lugar; así, un insecto se transforma en plaga cuando en un determinado cultivo existe tal número de insectos que ocasionan una pérdida económica mayor al 20% para el agricultor. Actualmente, para combatir a las plagas se usan insecticidas que son muy potentes y persistentes en el tiempo, originando una serie de problemas como la intoxicación de los agricultores; intoxicación de los consumidores; contaminación de suelos y aguas de ríos, lagos, lagunas, etc.; desequilibrio del ecosistema; o aparición de resistencia por parte del insecto, aspecto que obliga al agricultor a usar insecticidas cada vez más potentes.
Para mitigar estos efectos adversos de los plaguicidas actuales, se están desarrollando los biopesticidas que pueden derivar de microrganismos o plantas, estos últimos conocidos como biopesticidas botánicos y son a los que me referiré a continuación como un modo efectivo y económico para controlar plagas, un concepto ya usado por nuestros antepasados. El uso de plaguicidas botánicos tiene las siguientes ventajas:
- Se descomponen rápidamente, por lo que su persistencia es corta, evitando la contaminación de suelos, aguas y las intoxicaciones a los consumidores.
- Son de baja potencia, por lo que no extermina al insecto sino que disminuye su población, manteniéndola por debajo de los niveles que se consideran perjudiciales para la economía del agricultor y mantiene el equilibrio del ecosistema.
- No genera resistencia.
- Uso de plantas silvestres, incluso que pudieran encontrarse en la zona de cultivo propiciando que el mismo agricultor prepare su propio plaguicida, impactando favorablemente en la economía de su campo.
Esto, por supuesto, no es del agrado de las compañías productoras de plaguicidas. La próxima vez que compre frutas o verduras, si encuentra un insecto en alguna de ellas, es una buena señal de que esa pieza podría estar libre de insecticida.
Acerca del autor: Luis Ricardo Hernández estudió la carrera de Licenciatura en Química en la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la Universidad Nacional de Tucumán, obteniendo su grado en 1990. En esta misma Universidad obtuvo el título de Doctor en Química en el año 1996. Desde 1997 a 1999 hizo una estancia postdoctoral en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV-IPN) en el Distrito Federal-México. Desde 1990 hasta la fecha se dedicó a la docencia universitaria, primero como estudiante de grado y posteriormente como profesional. En este tiempo dio cursos de grado y postgrado principalmente en el área de Química Orgánica. Estuvo como docente de tiempo completo en la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina) y posteriormente en la Universidad del Mar (Oaxaca-México). Actualmente se desempeña como profesor de tiempo completo en el Departamento de Ciencias Químico Biológicas de la Universidad de las Américas Puebla. Desde 1987 comenzó a trabajar en el aislamiento y elucidación estructural de metabolitos secundarios de plantas, dándole esta orientación a su carrera científica. Participó en varios proyectos de investigación como colaborador y en otros como director. En el concurso del año1999 fue distinguido como Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) y en el 2003 fue nombrado Investigador Nacional Nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores de México (SNI). Una de las líneas de investigación del Dr. Hernández se refiere a biopesticidas y están orientadas al aislamiento e identificación estructural de fitoquímicos con potencial actividad plaguicida, trabajando en conjunto con investigadores de otras universidades y con agricultores del Estado de Puebla, México. Por otra parte, también está realizando investigación en productos naturales de plantas con actividad antimicrobiana, anti-inflamatoria y citotóxica. Asimismo, realiza estudios de los metabolitos secundarios de plantas a nivel de trazas con propósitos quimiotaxonómicos. El Dr. Hernández cuenta con 33 publicaciones en revistas científicas internacionales con referato, cinco capítulos de libro y siete publicaciones en el ámbito de la docencia. En estas publicaciones ha reportado, entre otras cosas, el aislamiento y la caracterización espectroscópica de aproximadamente un centenar de productos naturales nuevos para la literatura mundial, uno de ellos con un esqueleto carbonado nuevo, al que bautizó con el nombre “sarcopetalano” porque fue aislado de la planta Croton sarcopetalus. También hizo varias presentaciones en congresos nacionales e internacionales. Además de la investigación, otra de las pasiones del Dr. Hernández es la docencia a la cual dedica gran parte de su tiempo, prueba de ello son los numerosos estudiantes, tanto de nivel licenciatura como de posgrado, que tiene a su cargo en direcciones de tesis o formación dentro del área de los productos naturales.
Por: Dr. Luis Ricardo Hernández Molina
Director del Departamento de Investigación y Posgrado de la UDLAP
luisr.hernandez@udlap.mx