La Inteligencia Oculta en tu Jardín

La Inteligencia Oculta en tu Jardín

Existe evidencia irrefutable de que, además de tener vida, se mueven e interactúan con otros miembros de su comunidad y con su entorno.

 

A lo largo de los años, el ser humano ha concebido a las plantas como seres estáticos y carentes de inteligencia, sin embargo existe evidencia irrefutable de que, además de que tienen vida, se mueven e interactúan con otros miembros de su comunidad y con su entorno.

La idea de las plantas como seres sin inteligencia se debe principalmente a dos situaciones. La primera es que a simple vista no se comunican entre ellas, aunque la realidad es que todos los seres vivos cuentan con una amplia gama de mecanismos para intercambiar información. El problema en este aspecto es que estamos acostumbrados a ver a la comunicación como un proceso en el que, a través de un conjunto de sonidos o de movimientos, se comparten señales específicas.
El segundo factor determinante para nuestro juicio sobre la inteligencia de las plantas es que, en nuestra escala de tiempo, son seres sin movimiento. En contraste con lo que creemos, las plantas están moviéndose constantemente, e incluso responden muy rápidamente a determinados estímulos, mas desarrollan esta actividad con tanta lentitud que a nuestros ojos son estáticas.

plantas comunican con su entorno

La discusión sobre si las plantas son inteligentes no es en lo absoluto un tema reciente. Desde la época de los griegos se ha debatido al respecto y, a lo largo del tiempo, los hombres sabios han utilizado un sinfín de argumentos para justificar su perspectiva, pero para llegar hasta este punto es necesario comprender qué es la inteligencia. De acuerdo con el psicólogo e investigador estadounidense Howard Gardner (2001), la inteligencia es un potencial que permite la resolución de problemas: “un potencial biopsicológico para procesar información que se puede activar en un marco cultural para resolver problemas o crear productos que tienen valor para una cultura” (45). Con base en esta definición, la inteligencia va mucho más allá de la comunicación y del movimiento y, en este caso, se puede asegurar que las plantas son seres inteligentes; debido a que resuelven una gran cantidad de problemáticas en la cotidianidad de su vida y encuentran soluciones en ocasiones incomprensibles o, dicho de otro modo, sumamente creativas.

Creatividad en plantas
Es bien sabido que las plantas son organismos extremadamente antiguos, porque cuando la vida apenas iniciaba una gran parte eran células vegetales, que establecieron un mecanismo de alimentación que hasta nuestros días es la base de todas las cadenas tróficas: la fotosíntesis. Mediante este proceso las células vegetales se encargan de introducir materia orgánica a la cadena trófica, apoyándose de la fijación del carbono en la que, después de procesar el dióxido de carbono adquiriendo energía de la luz solar, en presencia de agua y con ayuda de partículas iónicas, se sintetiza una molécula de glucosa. Así pues, la relevancia de las plantas es tal que se puede afirmar sin ninguna duda que, de no existir células fotosintetizadoras, la vida en la tierra sería simplemente insostenible.

Con esta información es momento de plantearnos una pregunta: ¿Parece lógico que un organismo tan antiguo y relevante para la vida como las plantas carezca de inteligencia? Desde mi punto de vista no, pero apegándonos a la evidencia científica, lo descubriremos juntos.

En primer lugar tenemos a los sentidos de las plantas que, a pesar de no tener ojos, oídos, lengua, nariz o manos, son capaces de ver, escuchar, probar, oler e incluso sentir las cosas. Tienen los mismos cinco sentidos que los humanos, y han desarrollado quince o veinte más para poder interactuar con su entorno, lógicamente a manera de los vegetales.

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Sin lugar a duda, creer que las plantas pueden oír es una de las afirmaciones más controversiales que encontrará en este texto, pues parece ilógico que un ser sin oídos sea capaz de escuchar. El sentido del oído se trata de percibir ondas sonoras con una determinada frecuencia y amplitud, por lo que las plantas son más que capaces de escuchar; a diferencia de nosotros, que tenemos un órgano específico a través del que podemos percibir dichas vibraciones, los vegetales son capaces de escuchar en todas las partes de su cuerpo a partir de dos mecanismos principales: sus raíces, que identifican las vibraciones transmitidas por el suelo, y sus tallos y hojas, que interactúan con las ondas sonoras transmitidas por el aire. Quizá por eso es común escuchar que las plantas crecen mejor cuando les hablamos o ponemos música junto a ellas.

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Respecto al tacto, es pertinente acotar que está estrechamente relacionado con el sentido del oído; aunque para poder sentir las plantas han desarrollado estructuras específicas denominadas canales mecanosensibles, que se localizan principalmente en las células epidérmicas. Además, existe evidencia que soporta la idea de que las plantas son capaces de distinguir entre los distintos estímulos táctiles, pudiendo tomar como ejemplo a la Mimosa púdica, popularmente conocida como dormilona, que retrae sus hojas al entrar en contacto con cierto tipo de estructura, incluyendo nuestros dedos o las patas de un insecto, pero que no presenta respuesta alguna frente al contacto de gotas de agua o de la fuerza del viento.

mimosa pudica plantas que se mueven
Por otra parte, parece una falacia la afirmación de que una planta es capaz de ver, aunque, analizándolo con detalle, incluso tienen un sentido de la vista más sensible que el nuestro. Sin lugar a duda, la vista depende directamente de la presencia de luz, y las plantas no pueden hacer fotosíntesis si no cuentan con este valioso recurso a su alrededor; por lo que la búsqueda de la luz es una actividad determinante para su supervivencia. Por consiguiente, los organismos han desarrollado una serie de mecanismos para percibir la intensidad y calidad de la luz, e incluso se apoyan del fototropismo, es decir, la capacidad de moverse para recibir la mayor cantidad de energía lumínica posible.

En otro orden de ideas, el sentido del gusto también se manifiesta en las plantas, y está estrechamente relacionado con el olfato, pero ¿cómo prueban las plantas si no tienen lengua ni papilas gustativas? Los vegetales son capaces de probar a través de receptores muy específicos que se encuentran en sus raíces, puesto que su principal fuente de alimento son los minerales y nutrientes presentes en el suelo. Una muestra clara de su refinado sentido del gusto, cuyo papel es esencial para el adecuado desarrollo de las plantas, es el crecimiento de más estructuras radiculares en las regiones del suelo con una mayor concentración de nutrientes, donde la planta invierte recursos para obtener una gran cantidad de alimento en el momento que más lo requiera.

Asimismo encontramos el olfato que, indiscutiblemente, está mucho más desarrollado que el nuestro. Los seres humanos nos valemos solamente de la nariz para percibir la gran diversidad de aromas que hay a nuestro alrededor, mientras que las plantas están dotadas de receptores en todas las regiones de su organismo. Desde las raíces hasta el final de las hojas, las células de las plantas tienen en su superficie un gran número de receptores de olores o, mejor dicho, de compuestos orgánicos volátiles de origen biogénico. A pesar de que todavía falta un largo camino por recorrer para comprender el complejo olfato de las plantas, lo que queda muy claro es que es el principal medio a través del cual transmiten y reciben señales de otros individuos, y que su influencia en el desarrollo de los organismos vegetales es enorme.

raices el gusto de las plantas
Para finalizar con los sentidos de las plantas, es fundamental destacar que su capacidad sensorial es mucho mayor que la nuestra pues, además de contar con cinco sentidos muy similares a los que nosotros tenemos, ellas han desarrollado un sinfín de mecanismos que les proporcionan más información sobre su entorno y les permiten responder a dichos estímulos. Un ejemplo de esto es su capacidad de detectar la humedad en el suelo y en el aire, mediante una especie de higroscopio integrado a su estructura, que les permite optimizar el agua en su interior en caso de detectar una menor proporción de este valioso líquido en su entorno. Asimismo, las plantas cuentan con las herramientas para detectar gradientes químicos de una colosal lista de sustancias, incluyendo a elementos esenciales para su desarrollo y a otros con un efecto nocivo para ellas. Y todavía más sorprendente es su capacidad de detectar los campos electromagnéticos a su alrededor, cuya repercusión en la vida de una planta se centra en la influencia que tienen en el flujo de líquidos al interior, así como en su capacidad de respuesta frente a estímulos externos.

Con lo anteriormente expuesto, queda bastante claro que las plantas son capaces de recibir y procesar la información que les proporciona su entorno de distintas maneras y, sobre todo, que tienen una impresionante capacidad de respuesta frente a ellos, lo que es, desde luego, una muestra de inteligencia.
Relacionado con su percepción del entorno, pero particularizando en la interacción que tienen con otros organismos, encontramos a la comunicación de las plantas. Como se señaló anteriormente, las plantas cuentan con un sistema de comunicación muy específico, que les permite relacionarse no solo con individuos cercanos, de su misma especie o del reino Plantae, sino que pueden interactuar con organismos a una gran distancia y de especies radicalmente diferentes. En este sentido, es importante destacar que no existe solamente un mecanismo de comunicación; en realidad son muchos y muy diversos, por lo que a continuación solo se mencionan algunos ejemplos.

En primer lugar encontramos a los mensajeros químicos que, como se mencionó al hablar del sentido del olfato en las plantas, es su vía de comunicación preferida. El mecanismo es bastante sencillo, pues una sustancia química es liberada a la atmósfera por una planta emisora y es distribuida por el viento, mientras que una planta receptora ingresa al mensajero químico a su organismo mediante pequeñas estructuras en su epidermis denominados estromas. A pesar de la simpleza de esta estrategia de comunicación, tratar de descifrar los mensajes que comparten las plantas es una tarea prácticamente imposible, ya que existe una enorme variedad de sustancias químicas que cumplen la función de mensajeros, tales como las feromonas, que se combinan y utilizan con proporciones muy particulares para intercambiar información certera y precisa.

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Por otra parte, se ha descubierto que las plantas no solo se comunican mediante mensajeros químicos, sino que se apoyan de otros organismos que forman parte de su ecosistema para enviarse señales sobre los posibles peligros, o incluso para intimidar a la competencia que crece en la misma región. De acuerdo con investigaciones, los árboles de los bosques se comunican entre ellos mediante una red fúngica subterránea, a través de la que no solo transmiten información, no obstante, pueden compartir nutrientes para garantizar la supervivencia de la especie. Este sistema funciona de una forma algo similar al clásico ejemplo de las hormigas que protegen al árbol a cambio de tener un hogar y una fuente de alimento; solo que en este caso los hongos no juegan un papel de defensa para los árboles, pero sirven como conexión entre ellos. A cambio del acceso a algunos nutrientes obtenidos de las raíces, los pequeños hongos forman una especie de cableado telefónico subterráneo que permite el envío de señales y, más sorprendente aún, que un organismo que prevé su muerte comparta su energía y nutrientes con los individuos más jóvenes con tal de que sea aprovechada.

Hongos en árboles ayudan a su comunicación
Un impactante caso que demuestra la infalible estrategia de comunicación de las plantas, así como su capacidad de respuesta a los estímulos externos o, solución de problemas, como lo llamaría Howard Gardner, se presentó hace apenas unos años en territorios sudafricanos. Como consecuencia del sobrepastoreo de sus hojas por parte de los antílopes kudú, los árboles de acacia de la región incrementaron alarmantemente las concentraciones de ácido tánico en sus estructuras foliares, sustancia normalmente utilizada por estos seres como mecanismo de defensa frente a ataques de insectos; pero, dada la naturaleza del problema, los árboles elevaron su concentración para lidiar con un depredador de la talla de un antílope. Esto llevó a la muerte de alrededor de tres mil antílopes, sin embargo, lo más sorprendente es que hasta los árboles que no estaban siendo “atacados” por dichos animales desarrollaron este mecanismo de defensa gracias a un proceso de comunicación entre las poblaciones de acacias.

En conclusión, basándonos en la definición de inteligencia de Gardner, quien hace referencia al procesamiento de información y a la resolución de problemas como pruebas de inteligencia, podemos afirmar que las plantas son seres inteligentes; tomando como justificación para dicha aseveración la comprobada capacidad que tienen para recibir información de su entorno a través de sus tan desarrollados y diversos sentidos, así como los sistemas de comunicación que utilizan, mediante los cuales responden en comunidad a los problemas o peligros que se les presentan. Tal vez después de conocer más acerca de la importancia que tienen las plantas para sostener la vida en la Tierra, así como de su particular y verdaderamente compleja forma de interactuar entre ellas además de con el entorno, no dudaremos ni un segundo en responder que las plantas sí son inteligentes, y quizá más que nosotros.

Sobre el autor:

Juan Alonso Martínez Thomas. Estudiante de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP).

Contacto: juan.martinezts@udlap.mx

Referencias:

  • Aranda Mena, O. S. (2019). Los árboles mágicos y espirituales. En El lenguaje secreto de la naturaleza (pp. 31-42). Penguin Random House Grupo Editorial.
  • BBC News Mundo. (2018, 4 de julio). El fascinante mundo que se esconde bajo tus pies. YouTube. https://bit.ly/2OKvk94
  • Gardner, H. (2001). La inteligencia reformulada. Paidós.
  • González Galli, L. (2016). ¿Piensan, sufren y charlan las plantas? Las metáforas en la comunicaciónde la ciencia: el caso de la neurobiología vegetal. Boletín Biológica, 10 (35), 5-10. https://bit.ly/3bG5Na8
  • Mancuso, S. (2010, julio). Las raíces de la inteligencia de las plantas. Conferencia TED. https://bit.ly/3vkW7K4
  • Mancuso, S. & Viola, A. (2015). Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal. Galaxia Gutenberg.
  • Pérez-López, E. (2019). ¿Planas conscientes, o no?. Revista de Biología Tropical, 4 (1). https://bit.ly/3vnxQTp
  • Tompkins, P. & Bird, C. (1974). La vida secreta de las plantas. Editorial Diana.
  • Villamizar, G. & Donoso, R. (2013). Definiciones y teorías sobre inteligencia. Revisión histórica. Psicogente, 16 (30), 407-423. https://bit.ly/3qKTwFD
  • VTRChile. (2018, 16 de enero). La Consciencia de las Plantas. YouTube. https://bit.ly/30BVb5T

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