¿Cómo leemos en la UDLAP?
Si en este momento te preguntara: «¿sabes leer?», seguramente preferirías una serie de improperios en mi contra por tan superflua pregunta. Y si te preguntara: “¿cómo lees?”, seguramente tu respuesta sería: «¿Cómo que cómo?, pues de izquierda a derecha, a veces en voz alta y a veces en voz baja, etcétera». Pero si te preguntara: «¿te conoces como lector?». Entonces quizás reflexionarías un poco y terminarías diciendo… «sí». Entonces yo te haría otra pregunta: «¿qué estrategias utilizas cuando lees?». Aquí es donde muchos contestamos todo lo que sabemos sobre estrategias de lectura y decimos: «adivinar el significado de una palabra mediante su contexto», o «skimming and scanning», nos detenemos un poco y decimos: «sí, eso es lo que hago cuando leo». Pero en realidad cuando leemos hacemos más.
Cada texto nos lleva a utilizar una serie de estrategias que realizamos casi de manera inconsciente, sólo que a veces tales estrategias no funcionan como quisiéramos; sobre todo cuando se trata de textos que tienen mucho vocabulario técnico, estructuras complicadas, que están dirigidos a un público específico y que tienen un significado concreto, o sea, textos académicos.
Además, al leer un texto, cualquiera que éste sea, no sólo implementamos diferentes estrategias, sino que nos suscribimos a un modelo de lectura en particular. La mayoría de nosotros conocemos los básicos: bottom-up y top-down, pero hay más modelos. Mis alumnos y exalumnos de inglés 3 deben saber de lo que estamos hablando.
Un modelo que cada vez cobra más adeptos en la lectura de comprensión de textos académicos es el modelo Interactive Compensatory (Stanovich, 1980). Este modelo sugiere que todos podemos llegar a compensar nuestras debilidades con algunas fortalezas que tenemos y así comprender, de manera efectiva, el texto. Es decir, cuando enfrentamos un texto académico, o uno que implique cierta complejidad, lo podemos abordar de manera eficiente si compensamos nuestras debilidades (como cuando leemos en un idioma que no es el nuestro) con nuestras fortalezas (como la habilidad de determinar significado mediante hacer conclusiones). Y aquí es donde se hace relevante la pregunta: ¿cuáles son tus fortalezas y cuáles tus debilidades como lector?. En otras palabras: ¿cómo vamos a poder sustituir nuestras debilidades con nuestras fortalezas si no sabemos cuáles son?. Estas preguntas nos llevan a concluir lo que Sheory y Mokhtari (2001) dicen respecto de los lectores: el lector efectivo se diferencia del no efectivo porque el primero conoce bien sus estrategias y las sabe utilizar para resolver un problema determinado; es decir, el lector efectivo es meta-cognitivamente consciente.
En la UDLAP hemos comenzado a tratar de crear consciencia sobre la importancia de la meta-consciencia, e intentaremos ver qué tanto nuestros universitarios-estudiantes, profesores, administrativos, etcétera, se conocen como lectores y, por lo tanto, qué tan preparados están para compensar sus debilidades con sus fortalezas. Por eso, durante el semestre que recién comienza, y el que sigue, podríamos acercarnos a ti y preguntarte: «¿sabes leer?», y quizás tal pregunta no sea tan superflua.
Por: Dr. José Luis León Hernández