Opciones para el futuro de la música clásica
Muchos han pronosticado el fin del arte y esto implica también el fin de la música “clásica”. Así, en su reciente libro La civilización del espectáculo, Mario Vargas Llosa lamenta que la cultura es hoy “una forma de diversión para el gran público” o “un juego retórico, esotérico y oscurantista para grupúsculos vanidosos de académicos e intelectuales de espaldas al conjunto de la sociedad”. Vargas Llosa no discute aquí el amplio terreno que se despliega entre estos dos extremos y del que él mismo llega a nutrirse. Llevando esta división a la música, podríamos preguntarnos ¿por qué vilipendiar lo popular e ignorar la riqueza que proviene de las músicas “no clásicas”, de sus procesos de creación y trasmisión? Y respecto al oscurantismo, ¿por qué identificar lo “clásico” con lo “académico”?
A lo largo de la historia de la música, la interacción entre lo popular y lo clásico ha ayudado a que se introduzcan en la música de concierto nuevos foros, técnicas y formas de expresión. Hoy también se recuperan paradigmas que fueron paulatinamente eliminados por la obsesión del control absoluto que culmina en la primera mitad del siglo veinte. Por ejemplo, la improvisación, presente en la música hindustani, árabe, el jazz, el flamenco y en tantas otras culturas, paulatinamente desapareció de la música de concierto, pero hoy ha vuelto a ella. Asimismo, ¿por qué darle una connotación negativa a lo popular, o identificar el arte con lo ininteligible?. El poeta norteamericano Gary Snyder nos recuerda que “al artista debería resultarle claro que la audiencia no le pertenece, sino que debe construirse” y que esta construcción “se realiza, en parte, dialogando con las condiciones de nuestros tiempos y no pensando en la posteridad”.
Si la música clásica va a reflejar los tiempos en que vivimos, también debe tomar en cuenta nuestro acceso excepcional a la música del pasado. Al ver la formación de grupos como el Silk Road Ensemble de Yo-yo Ma, y los grupos encabezados por Jordi Savall, vemos ampliaciones de la cultura musical en marcha. Finalmente, grupos como el Philip Glass Ensemble han ayudado a borrar la línea entre lo clásico, lo popular y lo tecnológico. Con frecuencia a la exploración de nuevos terrenos expresivos se le ve como no perteneciente al terreno propiamente musical, incluso superficial, a veces lo es pero, ejemplos como estos prueban que la profundización seguro llega después de un período de familiarización por parte de compositores, intérpretes y audiencias.
Acerca del autor: Brian Banks, nacido en 1964 en Seattle, WA, empezó sus estudios formales de composición musical a los dieciséis años. Graduado del Instituto Peabody y del Conservatorio de San Francisco, obtuvo su doctorado en la Universidad de California en Berkeley. Su música se interpreta con frecuencia en los Estados Unidos y México. En 1996 Brian recibió la beca Fulbright Scholar para investigación y enseñanza en México y desde entonces radica en México. Actualmente es Profesor Titular en la Universidad de las Américas-Puebla. Proyectos recientes incluyen el disco Brian Banks: Sonatas and Preludes, con el pianista Geoffrey Burleson y editado por Centaur Records. Estrenos recientes incluyen el Sonata para piano no. 4 (tocado por Ana María Tradatti), y la Serenata no. 1 (estrenado en Nueva York por el North South Chamber Ensemble, dirigido por Max Lifchitz); Las Campanas de Cholula 2009 y 2010, obras encargadas por el Ayuntamiento de San Pedro Cholula por su Segundo y Tercer Festival Vaniloquio; Sonata para cello y piano, estrenado por el Duo Hermida-Ito en el XXXII Foro Internacional de Música Nueva “Manuel Enríquez”; y A Bonsai Garden-Set V, escrito y estrenado por Ensamble 3. El año 2014 empieza con el estreno mundial de su Hommage à Arvo Pärt por el oboísta Carmen Thierry y guitarrista Roberto Limón; e interpretaciones de su Serenata No. 1 por la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla, Mario Rodríguez Guerra, dir. huésped; su Cuarteto de cuerdas No. 4 por la Camerata Gioia; el estreno estadounidense de su Piano Sonata No. 4 por Max Lifchitz en Nueva York, y el estreno mundial de San Andrés Preludes por el pianista Mauricio Nader en el XXXVI Foro Internaciónal de Música Nueva.
Por: Dr. Brian Robert Banks
Profesor de tiempo completo del Departamento de Artes de la UDLAP
br.banks@udlap.mx