En defensa del español

En defensa del español

A lo largo de toda mi práctica docente, el mayor rechazo, falta de interés y hasta menosprecio que los estudiantes han manifestado hacia una asignatura ha sido en la materia de español. ¿Por qué se rechaza a la lengua materna y no se le da la misma importancia que a las lenguas extranjeras? Tal vez se piense que resulta infructuoso seguir estudiando español cuando desde los seis años ya hemos aprendido nuestra lengua materna y manejamos, al menos en un nivel básico, su fonética, su gramática y el léxico indispensable para poder comunicarnos. Y, sin embargo, conforme crecemos y estudiamos, nuestra lengua nos ha proporcionado las herramientas para poder expresar nuestros sentimientos, temores e inconformidades; nos ha permitido adquirir conocimientos de diferentes disciplinas y nos ha ayudado a comprender nuestro entorno. ¿Por qué entonces no valorarla?.

Al menospreciar nuestra lengua rechazamos una herencia cultural de más de mil años de antigüedad cuya riqueza es enorme. El español fue el fruto de la convivencia de varias lenguas en la Península Ibérica antes de la romanización. Pero durante la conquista romana, el latín vulgar se impuso sobre estas lenguas y poco a poco surgieron diferentes dialectos como el gallego, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés y el catalán, algunos de los cuales se desarrollaron y llegaron a convertirse en lenguas. Todos ellos sufrieron la influencia germánica y árabe. Posteriormente el castellano se convirtió en el idioma oficial de la corte y en él se empezaron a redactar leyes, documentos históricos y literarios. El castellano evolucionó durante los siglos X a XV hasta llegar a tener su fisonomía definitiva y durante el reinado de los Reyes Católicos se impuso como único idioma oficial en el reino de España; así tomó el nombre de español. Desde el siglo XVI hasta nuestros días, el español se ha ido enriqueciendo con las aportaciones de otras lenguas tanto europeas como americanas.

Resulta muy interesante conocer la historia de nuestra lengua así como su gramática, la herramienta que permite su uso adecuado como medio de comunicación. Existe una estrecha relación entre la expresión oral o escrita y la capacidad de reflexión, comprensión y abstracción del individuo. Además, conforme se asimila la lengua, se mejoran las habilidades de análisis, síntesis, generalización y abstracción de los fenómenos de nuestro entorno. Por tal razón es recomendable el estudio de la lengua materna a nivel superior, donde cada uno de los futuros profesionistas no solo debe mejorar el manejo eficiente y adecuado de su lengua materna, tomando en cuenta que es una herramienta esencial para la construcción, desarrollo y expresión del conocimiento, sino que también debe aprender el léxico y los giros propios de la profesión que estudia.

No debemos olvidar que la lengua constituye la base material del pensamiento humano y forma parte de la identidad del individuo.

Acerca del autor: Clemencia Corte Velasco nació en la ciudad de Puebla. Estudió la licenciatura en Ingeniería en Alimentos en la Universidad de las Américas, Puebla. Posteriormente estudió la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica, la maestría en Literatura Mexicana y el doctorado en Ciencias del lenguaje en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Desde su egreso de la Universidad de las Américas se desempeñó como docente en esta institución como profesora de tiempo parcial. También colaboró en la Universidad Iberoamericana Golfo Centro, en la Universidad Autónoma de Tlaxcala y en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente es profesora de tiempo completo de la Universidad de las Américas Puebla y tiene a su cargo la jefatura del Departamento de Letras, Humanidades e Historia del Arte.

Por: Dra. Clemencia Corte Velasco
Profesora de tiempo completo del Departamento de Letras, Humanidades e Historia del Arte de la UDLAP
clemencia.corte@udlap.mx

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