¿Un gorila invisible?
Imagínate esta situación: Te piden ver un juego de basketball mientras cuentas los pases de un equipo cuando, sin previo aviso, aparece un gorila, se golpea el pecho en medio del juego, y se va. Lo lógico sería que lo notaras, pero, sorprendentemente, no siempre es así. Este tipo de ilusiones de las que somos víctimas son las que se tratan en el libro “The Invisible Gorilla”, de los psicólogos Christopher Chabris y Daniel Simons.
El libro abarca, a lo largo de sus seis capítulos, todas las ilusiones a las que nos enfrentamos en nuestro día a día y como pueden llegar a afectar nuestras vidas, siendo las principales la ilusión de la atención, la ilusión de la memoria, la ilusión del conocimiento y la ilusión de la confianza.
En la ilusión de la atención, los autores muestran los defectos y huecos que nuestra atención puede llegar a tener, aunque sintamos que estamos prestando atención completamente. A través de las situaciones y experimentos que el libro presenta como ejemplos, se encuentra el que le dio el nombre al libro: Le mostraban un video a varias personas en donde tenían que contar cuántos pases hacía un equipo de basquetbol en un juego, mientras que, a la mitad de este, un gorila se aparecía y se iba. Inesperadamente, una gran parte de los sujetos del estudio no recordaban haber visto el gorila aunque su atención estaba puesta en el juego. Esto se debe a un fenómeno llamado “intencional blindes”: cuando le estamos prestando atención a un área en específico, tendemos a ignorar lo que nos rodea. Por más seguros que estemos sobre lo que estamos viendo, lo más probable es que no estemos captando tanto como creíamos.
La ilusión de la memoria también nos demuestra que, por mejor memoria que creamos que tenemos, esta nos puede llegar a traicionar. A la hora de vivir un evento importante en nuestras vidas, es fácil asumir que el recuerdo de lo vivido se quedará impregnado en nuestra mente, y siempre que lo revivimos estamos seguros de que estamos reviviéndolo detalle a detalle, cuando no podríamos estar más equivocados. Por medio de la narración de los recuerdos de diferentes personas que vivieron el 9/11 juntos, incluyendo a uno de los autores, nos prueban que la mente en realidad no actúa tanto como una cámara de video, sino que llena todos los huecos dejados, añadiendo cosas nuevas que, en realidad, no tuvieron nada que ver en la situación original, haciendo que las personas lo tomen como la verdadera realidad aunque se les pruebe que lo que creen y lo que pasó no tiene mucha relación, pudiendo llegar hasta a adaptar recuerdos de otras personas y volverlos propios. Si así actúa la memoria en momentos impactantes en la vida de alguien, que se puede decir de los recuerdos diarios.
La ilusión del conocimiento consiste en que, como en los casos anteriores, las personas tienden a creer que saben más de lo que en realidad saben, que entienden más de lo que en realidad entienden. Se muestra la tendencia que los humanos tienen de creer que entienden cómo funcionan las cosas, cuando en realidad, después de que aplicaron un estudio de preguntarles a las personas sobre el funcionamiento de unos objetos, y seguir preguntándoles el “por qué” de lo que decían, estas se daban cuenta de que su conocimiento era casi nulo. Esta ilusión del conocimiento no es exclusiva de la gente cotidiana, hasta los expertos caen en ella, cuestión que muestran con el relato de varias apuestas realizadas en diferentes campos de estudio sobre cuándo iba a pasar determinada cosa, y aunque los participantes creían tener toda la información necesaria, la mayoría de las veces no se llegaban a acercar ni un poco al resultado real, de nuevo, porque sobreestimaron los conocimientos que en realidad tenían. También mostraron como, en algunos casos, creer contar con menos conocimiento sobre un tema a que creer contar con mucha información, puede llegar a favorecer los resultados finales, ya que las estimaciones de sus conocimientos eran más acercadas a la realidad, lo que nos lleva a la última ilusión, la de la confianza.
La ilusión de la confianza prueba cómo creemos que la confianza está ligada al conocimiento y cómo solemos sobreestimar nuestras verdaderas habilidades. Esto se ilustra fácilmente con el ejemplo dado de una competencia de ajedrez en donde le preguntaron a algunos jugadores en qué posición en la escala general deberían de estar de acuerdo a su capacidad, la respuesta más común fue que muchos lugares más adelante, cuando en realidad, juzgados aún años después de ese experimento, seguían teniendo la misma habilidad o habían hecho muy poco avance. Esto se debe a que, cómo creen que saben más de lo que saben, ya no tratan de mejorar como una persona que se considera menos hábil lo haría, haciendo que en realidad se estanque. Aquí, su confianza desmesurada los llega a afectar. Este capítulo también retrata como solemos asumir que las personas más confiadas son más inteligentes o preparadas que los que no se muestran así, algo que en realidad no tiene relación, y solemos realizar elecciones no acertadas debido a esto: se prefiere al doctor más confiado que al que asume sus fortalezas y debilidades, se prefiere al político que se muestra más abierto a la gente y exuda más confianza que el que está más preparado, y así una y otra vez.
Se espera que, ya siendo conscientes de estas ilusiones, podamos ver el mundo y nuestras experiencias con un velo más crítico, dispuestos a saber que todo lo que se ve, no es lo que en realidad es.
Referencia
[1] Chabris, C,. Simons, D.. (18 de mayo de 2010). The invisible gorilla and other ways our intuition deceives us. NA: RBA, 2011.
Por: Ana Cristina Acero González, estudiante de la Licenciatura en Economía en la UDLAP