El gran Gatsby y las filosofías más influyentes en la perspectiva Humanista
“El cine es una investigación sobre nuestras vidas”
Sobre lo que somos. Sobre nuestras responsabilidades -si las hay-.
Sobre lo que estamos buscando. ¿Por qué querría yo hacer una
película sobre algo que ya conozco y entiendo?”
-John Cassavetes
El cine es aquella bella arte donde el creador plasma la perspectiva que tiene de la vida, cómo la comprende y cuáles son los aspectos sociales que critica a partir del planteamiento de un guion que busca, a través de la fantasía, acercarse a la realidad y sensibilizar al espectador ante la belleza para reconocerlo como parte de una comunidad (Arbeláez, 2018, párr.1). Es por lo que resulta conveniente ligar a la filosofía, “amor a la sabiduría” (Etimologías de Chile, s.f., párr.1) con la práctica de hacer cine como la base principal de los argumentos reflexivos de las cintas; precisamente la filosofía humanista que tiene en el centro de estudio al hombre como ser racional capaz de devenir excelente. Los humanistas se caracterizan por “tratar de encontrar el aspecto positivo de la naturaleza y el placer” (Wiechers, 2018, p.153). El devenir excelente como principio básico del humanismo puede verse relacionado con el bien máximo, que, dicho en palabras de Aristóteles, se traduce en la felicidad misma del hombre virtuoso. Pero, antes de retratar el tema de la felicidad aristotélica, es mejor dar un paseo por uno de los títulos más representativos del cine para poner en contexto las futuras ideas a discutir.
Con la influencia del glamour y extravagancia de los años 20, F. Scott Fitzgerald escribe uno de los clásicos de la literatura americana, que resultará en la adaptación cinematográfica de Baz Luhmann en 2013: El gran Gatsby. Podría navegar por los aspectos fascinantes de la cinematografía y banda sonora que posee la cinta, sin embargo, a quien hay que mirar con el ojo humanista es a Jay Gatsby. Millonario, excéntrico, guapo y reconocido socialmente, aparentemente Gatsby lo tiene todo (Caviaro, 2013, párr.5), es un hombre que simula dicha. Sin embargo, su dolor por amor y la trágica sed de atención afectiva llevan a Gatsby a perderse en la luz verde del farol, descuidar cualquier relación posible y refugiarse en el lamento de no sentir la plenitud del hombre virtuoso, bueno y feliz. A pesar de ser cívicamente decente, es un hombre atraído a la miseria, incapaz de ejercer su inteligencia al cultivo de su propia felicidad.
Aristóteles en la Ética Nicomáquea, escrita en 350 a.C. (Patton y Cannon, 2018, pág. 19) trata el tema de la felicidad (eudaimonia1) como el bien máximo del hombre virtuoso. El bien es aquello hacia lo que todas las cosas tienden. Aunque algunas son actividades y otras obras aparte de las actividades, el bien máximo se traduce en aquello que se hace por sí mismo, no por otro bien. Por tanto, la felicidad es el fin en sí mismo, perfecto y suficiente (Aristóteles et al., 1985, pág.139) del hombre, pues se busca cultivar por sí misma (pág.130-132). Así mismo, Aristóteles argumenta que para alcanzar la felicidad se necesita vivir bien y obrar conforme al bien (pág. 132-133), a la vida política (bien común) y en el justo medio entre el exceso y la carencia de virtudes (pág. 133-138). El daimon (destino) del hombre depende de la aplicación de la sabiduría práctica a su realidad para poder racionalizar las necesidades individuales conforme a la phronesis (misión) humana que es devenir excelentes, devenir seres florecientes según la virtud y en equilibrio con los bienes del alma, no de placeres momentáneos o bienes materiales.
Figura 1
Filosofía práctica de Aristóteles
(Fuente: Iracheta, 2020, diapositiva 19)
Nota: ver Anexo 1
¿Cómo podemos entonces explicar la decadencia de Jay Gatsby con la teoría de la felicidad aristotélica? Si bien Gatsby cuenta con los bienes del cuerpo y mente decentemente satisfechos tiene una carencia de amistades por virtud y una falta de atención amorosa que no lo mantiene pleno, como si no perteneciera a algún sitio. Él, a pesar de ser un hombre intelectual, demuestra la materialización de su felicidad, pues independientemente de sus conocimientos académicos pareciera como si ahogara los sentimientos de desamor e infelicidad en fiestas pomposas que le otorgan reconocimiento público (otro bien, aunque menor, del alma). Es tal la obsesión por el amor de Daisy que carga con las culpas de un asesinato, que acabarían con su vida en un día miserable donde vio partir por fin cualquier oportunidad de amar y sentirse amado. Aristóteles podría influir en Jay Gatsby al decirle que la felicidad depende de sus acciones, el empeño en desarrollar adecuadamente su razón práctica, y que el alma debe estar en armonía con amistades y amores reales para florecer según su propia virtud (eudaimonia). Y es precisamente porque Aristóteles les atribuye la felicidad a las actividades del alma. La felicidad aristotélica no tolera el ahogo de las emociones en las cosas materiales y busca la realización del hombre en virtud emocional e intelectual. Y si las acusaciones de Tom Buchanan son reales en contra de la fortuna de Gatsby, entonces sería completamente un hombre desdichado que gracias a la criminalidad de sus actos no podrá ser feliz hasta obrar por el camino de la vida política, el bien común, la justicia y los valores morales.
Por otra parte, la filosofía epicureísta es otra manera de entender la felicidad. Epicuro de Samos, filósofo perteneciente al periodo helénico, funda su escuela de filosofía bajo la premisa de apertura a toda persona que quisiera aprender, bajo los parámetros materialistas influenciados por Demócrito y, bajo un pensamiento hedonista2 (es decir, que basa el placer como el medio para la eudaimonia). Epicuro manifiesta tres errores comunes ente los hombres al momento de buscar la felicidad: el primero tiene que ver con una felicidad condicionada con una relación de pareja (¡Jay Gatsby, pon atención a esto!). Sostiene que los amigos son más importantes al no generar sentimientos de posesividad (cosa que demuestra con el ejemplo en las afueras de Atenas). El segundo fallo se ve en la dependencia económica de la felicidad. El dinero no garantiza la felicidad puesto que solamente se necesita la libertad de la autosuficiencia. ¿La angustia incansable de conseguir dinero vale la pena por un momento de felicidad limitado? (se habla entonces de otra de sus meditaciones más importantes). Finalmente, es incorrecto no tener tiempo de introspección. No tener momentos de soledad para reflexionar acerca de nuestra moral y la persona que estamos deviniendo es un rotundo error para esta filosofía. (Lomelí, 2015, párr.7-12).
Para Epicuro el placer es el principio y el fin para una vida feliz (Carta a Meneceo, s.f.), manifestado en la ataraxia3 de su filosofía, que pretende eliminar los deseos insatisfechos, cualquier tipo de miedo y cualquier sensación de dolor (Iracheta, 2020, diapositiva 24). Si la felicidad se entiende por la percepción individual del placer o del dolor, una vida feliz es una vida llena de placeres y alejada de los dolores. Y es necesario ser inteligentes al momento de elegir los placeres puesto que algunos pueden ser efímeros y causar más dolor a largo plazo (Fernández Blanco, 2018, párr. 8-12). Por lo cual, presenta tres tipos de necesidades a considerar: natural y necesario (necesidades básicas), natural e innecesario (en moderación para no sobrepasar los límites) y el antinatural e innecesario (eliminarlos a toda costa) (Iracheta, 2020, diapositiva 25).
Así mismo, es importante complementar la filosofía epicureísta con el desglose del Tetrafármaco o la medicina contra las cuatro grandes enfermedades del alma. Según Ugarte (2010), el Tetrafármaco de Epicuro busca enseñar al hombre a no temer de los dioses puesto que ellos no intervienen en los asuntos de los humanos, teniendo así una esencia contemplativa (pág. 95). Además, busca eliminar el miedo a la muerte con la icónica frase: “La muerte es una quimera, pues, cuando yo estoy, no está ella; y cuando está ella, no estoy yo” (Carta a Meneceo, s.f.) refiriéndose a la muerte como imposible de temer al ser la sensación lo que causa temor y la muerte ser ausencia de sensación (pág. 95). Seguido de erradicar los temores al dolor físico al poder ser intenso y breve, largo y simple o excesivo con muerte para bloquear la sensación por completo (pág. 95-96). Finalmente, explica que el temor al fracaso viene incrustado en los deseos antinaturales e innecesarios que con la simple eliminación de estos no debería nadie de preocuparse por ellos (pág.96).
¿Y si situáramos a Jay Gatsby en el Jardín durante el periodo helenista? Finalmente podría comprender que la felicidad depende de la convicción personal. Llevaría una vida minimalista que le permitiera apreciar su riqueza intelectual y emocional, estaría alejado de las angustias y preocupaciones al ser partícipe de una comunidad autosuficiente y estaría consciente que el sentimiento de la felicidad depende enteramente de él; cómo se relaciona con sus amigos, cómo tiene libertad absoluta de los bienes que genera y cómo es que la introspección puede ayudarlo a superarse día con día. La filosofía epicureísta le permitiría apreciar la naturaleza que lo rodea en un ambiente de paz donde no existe el dolor, donde las decisiones que se toman son inteligentes y en donde la dependencia ni siquiera ronda por los límites de su comunidad. Pero si Jay Gatsby aplicara la sabiduría de Epicuro durante el glamour desmesurado de los años 20, posiblemente sus fiestas serían más pequeñas, más íntimas. No sería un desgraciado por la falta de amor de Daisy al no depender meramente de ella para alcanzar su propia felicidad y buscaría, ante todo, tomar las mejores decisiones en pro de su propio placer. Incluso, invitaría a sus colegas a sumarse al ejercicio de la filosofía tal y como lo dice el propio Epicuro en su Carta a Meneceo:
Que ningún joven se demore para estudiar filosofía, ni cuando sea viejo se canse de su estudio […]. Porque nadie puede llegar demasiado temprano o demasiado tarde para asegurar la salud de su alma. Y el hombre que dice que la edad de la filosofía aún no ha llegado o ha pasado es como el hombre que dice que la edad de la felicidad aún a él no ha llegado o ya ha pasado (párr. 1 -2).
Entre ambas filosofías existen ciertas relaciones que permiten la discusión del tema de la felicidad. En palabras de Bieda (2005), la ética nicomáquea de Aristóteles trata de forma directa los conceptos de placer y dolor, bases de la sabiduría de Epicuro:
[…]es preciso hacer del placer o dolor que acompaña a las acciones un signo de los modos de ser […] Pues la virtud ética (çthikç aretç) está en relación con los placeres y dolores, pues hacemos lo malo a causa del placer y nos apartamos del bien a causa del dolor (pág. 105).
Así mismo, conceptos como la erradicación de la dependencia de bienes materiales y la promoción del cultivo de las amistades por virtud son elementos que acompañan a ambas filosofías, teniendo como conclusión pertinente un análisis símil entre pensamientos y enseñanzas aplicables a la vida cotidiana. Tanto Aristóteles como Epicuro de Samos conocen la mortalidad del alma y su composición racional e irracional (Iracheta, 2020, diapositiva 19), promueven la felicidad alcanzada por medios personales en donde el cultivo de la virtud o placer intelectual sobrepasan cualquier tipo de bien alcanzado por la materialidad y buscan devenir al hombre en excelente, siendo ésta la base del humanismo tradicional. El humano debe convertirse en excelente, ya sea a través del pensamiento aristotélico de la felicidad por virtud o caminando por el sendero hedonista de Epicuro a la ataraxia. Así que, Jay Gatsby, si que puedes ser excelente, si que puedes ser independiente, si que puedes ser feliz.
Ver anexo 2 para notas personales.
Referencias
Arbeláez, C. (16 de julio de 2018). En Bello se habla del cine local y de la importancia de formar un público. Semana. https://www.semana.com/contenidos-editoriales/bello-sus-letras-lo-dicen-todo/articulo/la-importancia-del-cine-y-formacion-del-publico/575545
Areaya, O. (1992). La felicidad aristotélica: Pasado y presente. Estudios Públicos, 57 (11) pág. 281-291. [Conferencia]. https://www.cepchile.cl/cep/site/docs/20160303/20160303184812/rev57_OGodoy.pdf
Aristóteles; Lledó, E., & Palli Bonet, J. (1985). Ética nicomáquea ; Ética eudemia. Gredos. http://www.posgrado.unam.mx/filosofia/pdfs/Aristoteles__Etica-a-Nicomaco-Etica-Eudemia-Gredos.pdf
Bieda, E. (2005). Notas sobre los posibles antecedentes peripatéticos del hedonismo epicúreo. Noua tellus, 23 (1), 99-148. http://www.scielo.org.mx/pdf/novatell/v23n1/0185-3058-novatell-23-01-99.pdf
Bosch, M. (julio, 2019). LA FELICIDAD EN ARISTÓTELES: FIN, CONTEMPLACIÓN Y DESEO. SCIO. Revista de Filosofía, 16 (1) 41-60. https://proyectoscio.ucv.es/wp-content/uploads/2019/09/AIF.-2-MAGDALENA-BASCH.pdf
Caviaro, J. (23 de mayo de 2013). “El gran Gatsby”, la tragedia de perseguir lo inalcanzable. Espinof. https://www.espinof.com/criticas/el-gran-gatsby-la-tragedia-de-perseguir-lo-inalcanzable
De Botton, A. [Jorge Burgos García] (25 de noviembre de 2012). Epicuro y la felicidad. [Archivo de video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=j4bX6B27t5E
Epicuro de Samos. (s.f.) Carta a Meneceo. Medicina y Arte, Biblioteca Virtual Pú blica. http://www.medicinayarte.com/img/biblioteca_virtual_publica_epicurocarta_a_meneceo.pdf
Etimologías de Chile. (s.f.). Etimología de Ataraxia. Etimologías de Chile – Diccionario que explica el origen de las palabras. http://etimologias.dechile.net/?ataraxia
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Etimologías de Chile. (s.f.). Etimología de Filosofía. Etimologías de Chile – Diccionario que explica el origen de las palabras. http://etimologias.dechile.net/?filosofi.a
Fernández Blanco, J. (25 de abril de 2018). Epicuro, el filósofo griego del hedonismo inteligente. Filosofía & co. https://www.filco.es/epicuro-hedonismo-inteligente/
Gracia, W. (14 de febrero de 2019). La receta para la felicidad según Aristóteles, por Waldemar Gracia. La Voz Hispana. https://www.lavozhispanact.com/la-receta-para-la-felicidad-segun-aristoteles-por-waldemar-gracia/
Iracheta Fernández, F. (2020). La teoría del alma de Aristóteles y la función del razonamiento práctico [Diapositiva de PowerPoint]. Repositorio Material Pensamiento Humanista UDLAP. https://click.udlap.mx/webapps/blackboard/content/listContent.jsp?course_id=_14246_1&content_id=_985959_1&mode=reset
Iracheta Fernández, F. (2020). El Pensamiento Humanista en las Escuelas Helenísticas [Diapositiva de PowerPoint]. Repositorio Material Pensamiento Humanista UDLAP. https://click.udlap.mx/webapps/blackboard/content/listContent.jsp?course_id=_14246_1&content_id=_853147_1&mode=reset
Lomelí, N. (13 de junio de 2015). El camino a la felicidad según Epicuro. Cultura Colectiva https://culturacolectiva.com/historia/el-camino-la-felicidad-segun-epicuro
Patton, M., Cannon, K. (2018) Filosofía en Viñetas. DeBolsillo. ISBN: 978-607-316-913-4
Pérez Arenzana, M. (11 de mayo de 2017). La felicidad según Aristóteles. Cátedra Carlos Llano UP-IPADE. https://www.carlosllanocatedra.org/academia/felicidad-segun-aristoteles
Ugarte, Ó. (2010). HACIA UN CUIDADO DE SÍ: EPICURO / DOCTRINE OF PLEASURE: EPICURUS. Equipo de investigación ONLEHER. UNED. 25 (1), 89–102. https://www.uv.mx/personal/jmercon/files/2011/08/BAS_cuidado_si_Epicuro.pdf
Wiechers Rivero, J. (abril, 2018). Historia de las doctrinas filosóficas, Antología, texto y cuaderno de trabajo. Humanismo y Sentido. ISBN: 978-607-00-8049-4
Anexo 1
Nota: Con el cultivo de cada uno de los bienes enlistados, Aristóteles condiciona el correcto ejercicio de la felicidad, enfatizando sobre todo la capacidad racional práctica para la aceptación de dichas condicionantes y la apertura de reconocimiento de estas aplicadas a las necesidades individuales. Al no ser capaces de sostener ciertos bienes en equilibrio, el hombre no podrá ejercer la felicidad, no se considerará virtuoso y probablemente no actuará conforme al bien político (bien común). Explicado en palabras de Bosch (2019):
Según Aristóteles, la felicidad es la realización plena de la propia naturaleza y no algo que adviene como un premio, siendo ajeno a la acción. Se trata más bien de que nuestras buenas acciones tengan una repercusión real en nosotros haciendo que estemos bien. Esta comprensión se basa en otro presupuesto, propio de su filosofía de la naturaleza: cada ser vivo está bien cuando su actividad es acorde con lo que es (pág. 43).
Finalmente (y tema que seguirá desarrollando en los apartados posteriores de la Ética Nicomáquea), menciona las 11 virtudes que todo ser humano debe practicar para alcanzar la felicidad y la buena vida, siempre estando en el justo medio entre la vulgaridad y la mediocridad: coraje, templanza, generosidad, magnificencia, magnanimidad, paciencia, verdad, astucia, simpatía, vergüenza y justicia (Gracia, 2019, párr.8). “La felicidad pertenece a las cosas venerables y perfectas por ser un principio, pues por causa de ella hacemos todo lo demás” (Pérez Arenzana, 2017, párr.9). “La felicidad no consiste en que alguien o algo externo a nosotros nos haga felices. Ella se logra en la libertad de nosotros mismos y en la libertad de una ciudad libre” (Areaya, 1992).
Anexo 2
El pensamiento humanista es posiblemente el tipo de reflexión que necesitamos hoy en día. A pesar que ha sido tema central de la filosofía durante siglos pareciera que gracias al fomento de la individualidad y la máscara tecnológica que vivimos hoy en día se nos ha olvidado concebirnos como humanos en trance de llegar a la excelencia, humanos que son capaces de alcanzar la felicidad sin el marketing (de Botton, 2012). El ejemplo de El Gran Gatsby pone en perspectiva un personaje icónico de la literatura norteamericana, globalizada gracias al papel de Leonardo DiCaprio para la cinta lanzada en 2013. En parte, todos somos como Gatsby. Muchas veces somos miserables por la aspiración y aferre a algo que no tenemos, y eso, simplemente nos nubla la vista de todas las virtudes y bienes que poseemos. Leyendo blogs de reflexión en internet descubrí que allá afuera hay muchas personas que desearían tener el privilegio que nosotros tenemos, por más mínimo que nos pueda parecer ante los ojos. La filosofía aristotélica y la filosofía epicureísta pretenden infundir el valor en elementos de la vida que realmente valen la pena, cosas que podemos usar a nuestro favor para ser mejores personas y alcanzar la tan merecida felicidad (que por cosa se entiende más un trabajo espiritual o intelectual, nunca un bien material). Personalmente, ambas filosofías me abrieron un panorama de oportunidades de crecimiento que pretendo incursionar a mi forma de vida. Como se dice coloquialmente, vida sólo hay una, y estoy dispuesta a arriesgarme por cosas que valen la pena, por cosas que me harán devenir excelente, con las cuales puedo seguir siendo feliz.
Me llevo muchas enseñanzas que, puedo decir con certeza, me han cambiado la vida. Más aún en tiempos de cuarentena indefinida debemos estar agradecidos por estar con vida, por estar sanos y por tener un futuro por delante. ¿Cuántas víctimas esta enfermedad tan terrible no se ha cobrado? En vez de lamentarnos por no tener el último modelo de celular o vivir en una ciudad pequeña, debemos estar agradecidos por el techo donde vivimos, por las oportunidades que hemos tenido. Es momento de hacer caso a las enseñanzas de estos grandes pensadores y fomentar amistades por virtud, amistades donde podamos ser nosotros mismos, sin políticas. Es momento de reflexionar acerca de nosotros mismos y establecer metas de crecimiento a corto, mediano y largo plazo. Es momento de utilizar el conocimiento para devenir mejores seres humanos y poder ser felices con lo que tenemos, sin depender de cosas absurdas para sobresalir en una sociedad que día con día se agrieta. Aprendí a ser feliz con lo que soy, con lo que tengo y conocer mis necesidades reales para apartar deseos sencillamente inútiles.
Y una vez terminadas esos deberes (que estoy convencida es una tarea infinita), debemos utilizar las herramientas profesionales que estamos adquiriendo para hacer de este un mundo más humano. Un mundo que se preocupe por el bienestar personal y el bienestar de comunidad. Donde no se alimente el consumismo, sino que se fomenten las relaciones personales, las buenas prácticas éticas. Quizá sea una utopía, quizá algún día podamos devenir verdaderamente humanos.
Sobre el autor:
Bricia Paloma Castro Gómez. Estudiante de 4to semestre de Licenciatura en Comunicación y Producción de Medios en la Universidad de las Américas Puebla, donde es acreedora a la Beca Excelencia y es miembro reciente del Programa de Honores UDLAP bajo el proyecto Worlds of Journalism, coordinado por la Mtra. Josefina Buxadé Castelán. Así mismo, otra línea de investigación en la cual es partícipe es la recopilación de información periodística coordinado por la Dra. Sallie Hughes de la Universidad de Miami y el Dr. Rubén González de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Por otra parte, forma parte de la investigación: Implementación de módulos interactivos para la difusión de infografías en usuarios infantiles: una nueva estrategia de comunicación ante la exposición de temas sociales relevantes, apoyado por la Dra. Mariel García.
Es miembro titular del programa de radio semanal Entorno Azteca transmitido por SET Radio, titular del proyecto cinematográfico Huellas y miembro reciente del grupo Guías UDLAP, donde realizó una ponencia en el Webinar “El poder de la radio”. Es apasionada de la escritura académica y creativa, amante de los animales y cinéfila de corazón.
Por: Bricia Paloma Castro Gómez. Estudiante de 4to semestre de Licenciatura en Comunicación y Producción de Medios en la Universidad de las Américas Puebla, donde es acreedora a la Beca Excelencia y es miembro reciente del Programa de Honores UDLAP bajo el proyecto Worlds of Journalism, coordinado por la Mtra. Josefina Buxadé Castelán.