Migración: la razón por la cual nuestras ciudades funcionan

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Migración: la razón por la cual nuestras ciudades funcionan

El mundo nunca ha visto un proceso global de movilización humana tan grande como el que experimentamos hoy en día, y por lo tanto no está preparado para las responsabilidades que lleva consigo la migración. Según ONU-hábitat, hoy en día 1 de cada 7 personas en el mundo es migrante, de esto podemos deducir que las ciudades están conformadas por distintos grupos de personas que no son originarias, pero que gracias a ellas se mantiene la diversidad y multiculturalidad, características esenciales para la subsistencia de la sociedad.

Debemos comprender que la migración no es un proceso aleatorio, es una consecuencia de las decisiones políticas y económicas de los países, es una consecuencia del estilo de vida que tenemos y es la realidad en la que viven 250 millones de personas en el mundo.

Existen 3 tipos de migrantes según la socióloga Saskia Sassen: el refugiado político que huye de la inestabilidad política, el inmigrante económico que busca una mejor calidad de vida de la que su país le puede ofrecer y el refugiado económico que es desplazado por las grandes corporaciones que acaparan las tierras o por desastres naturales. En adición a esta clasificación, Michael Kimmelman añade un cuarto grupo, definido como las personas que eligen vivir en distintas partes del mundo porque quieren, este grupo es clasificado como clase media.

Cada categoría de migrante representa un problema distinto para la ciudad o comunidad, sabemos que el mayor porcentaje de migrantes se encuentra en los primeros dos tipos, refugiado político e inmigrante económico. Para el primer grupo será la tarea más ardua que deban realizar los gobiernos federales y locales, ya que el país en el que se encuentre este grupo puede ser solo de paso o terminen asentándose en él.

Como arquitectos debemos entender las necesidades de estas personas y diseñar para estadías de largos periodos de tiempo, sabiendo que el promedio en campos de refugio es de hasta 20 años. No podemos creer ciegamente que mantenerlos aislados de la sociedad hasta que puedan regresar a su país es la solución, debemos de respetar sus derechos humanos y ayudar a que se integren a la comunidad del país dónde se encuentren, al final la cuestión clave de la migración es cómo reconocerla, respetarla y dar cabida a la diversidad en el entorno construido.

Debemos de comenzar a moldear las ciudades para que sean acogedoras para todas las personas que lleguen a ellas ya que afectarán su morfología, lo cual no es malo. Ni siquiera las ciudades más antiguas o aisladas podrán resistirse al efecto de la migración.

El inmigrante económico suele ser tan mal recibido como el primero, este usualmente vive en las mismas zonas marginales y adopta una actitud de recelo hacia las personas originarias del lugar donde se ha establecido. Para este grupo se han ido abriendo las puertas de la accesibilidad a un mejor estilo de vida e integración social, un ejemplo es “Carmel Place”, una torre de condominios en Nueva York de bajo costo pero que incumple las normativas de metros cuadrados mínimos para un departamento (37m2) ya que las 55 unidades dentro del edificio son de 24-33.5m2 cada una. Este tipo de desarrollos inmobiliarios se llevan a cabo en todas las principales ciudades del mundo, esto con el fin de no perder la multiculturalidad, crear espacios accesibles en lugares dónde la vida es costosa y mantener a la fuerza laboral cerca, apoyando su desarrollo profesional. Aunque existen buenas intenciones en este tipo de construcciones, la realidad es que segregan a las personas y generan las llamadas “ciudades dormitorio”, espacios que, por su bajo costo, debido a su lejanía a los centros de las urbes, solo se ocupan para dormir ya que no cuentan con infraestructura o mobiliario urbano para cubrir sus necesidades básicas.

Los refugiados económicos no se diferencian mucho del grupo anterior ya que, al ser desplazados de sus lugares de origen, usualmente son reubicados en zonas periféricas de la urbe. El principal conflicto al que este tipo de migrantes se enfrenta es el poco o nulo apoyo de instituciones gubernamentales nacionales o de organizaciones internacionales, ya que este grupo no entra en la categoría de migrante que hace ACNUR (Alta Comisión De Las Naciones Unidas Para Los Refugiados) debido a que su desplazamiento no es causado por que su vida corra peligro o que sean víctimas de persecución, de conflictos o catástrofes. A causa de su falta de reconocimiento, quedan desprotegidos sus derechos humanos y laborales. Este grupo al no contar con ningún tipo de respaldo legal es usualmente explotado por los connacionales.

Los tres grupos previamente mencionados son criticados, relegados y son el foco rojo de los países que reciben la mayor parte de migrantes, como son Estados Unidos, Alemania, Arabia Saudita, etc. México, al ser el país que conecta América del Sur con América del Norte, necesita encontrar soluciones eficientes y eficaces para poder asegurar el cumplimiento de los derechos humanos a todos los tipos de migrantes. La arquitectura juega el papel más importante al momento de decidir el futuro y estilo de vida de todos aquellos que han sido desplazados y de los locales. Reubicar e integrar a miles de migrantes que llegan día a día al país es un trabajo que debe considerar el choque político y social que tendrá en la población local la apertura de las ciudades, y que solo se podrá conseguir cuando las políticas urbanas prioricen la construcción de ciudades diversas y accesibles para todos, ya que sin migrantes no hay ciudad.

Referencias:

Sobre el Autor:

Ana Karina Ocampo Bejarano, Estudiante de la Licenciatura en Arquitectura de la Escuela de Artes y Humanidades de la UDLAP. Integrante del Programa de Honores.

Contacto: ana.ocampobo@udlap.mx

 

Tutora académica:

Dra. Melissa Schumacher González, Doctora en Ingeniería y Administración Territorial, Technische Universität München; Master Universitario en Urbanismo, Universitat Politécnica de Catalunya y Licenciada en Arquitectura por la UDLAP.

Contacto: melissa.schumacher@udlap.mx

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