La química del amor
Programa de Honores, UDLAP
Artículo publicado en E- Consulta
Estudiante: María Fernanda Veloz Castillo
Licenciatura: Nanotecnología e Ing. Molecular y Química
Mentor: Dr. Miguel Ángel Méndez Rojas
“El amor es como el viento, no puedes verlo pero puedes sentirlo” Nicholas Sparks
¡Oh el amor! Esos embriagadores días de un enamoramiento mutuo donde nuestro ritmo cardiaco aumenta, las rodillas se debilitan y la cabeza divaga de una manera impresionante. Tan fuertes son esos sentimientos que han capturado la imaginación y curiosidad del ser humano a lo largo de los siglos y han sido inspiración de miles de canciones y poemas. Sin embargo, esto va más allá de una metáfora, el amor realmente tiene un impacto en nuestros cuerpos en una forma un tanto medible.
Aunque normalmente asociamos el amor con el corazón la verdadera magia ocurre en nuestro cerebro. Entonces, no debería de sorprendernos que el cerebro de una persona enamorada luzca muy similar al de alguien bajo los efectos de la cocaína. Esta sustancia, al igual que en el enamoramiento, actúa en los centros de placer del cerebro, sensibilizando estas áreas a cualquier estímulo, lo cual explica por qué nos sentimos mejor de forma más fácil, y por qué no solamente nos enamoramos de esa persona sino de todo lo que nos rodea, además de volvernos más tolerantes a acciones que habitualmente nos desagradarían. Ahora bien, volviendo a lo que pasa en nuestro cerebro, son tanto la activación de tres regiones concretas del cerebro (el área ventral tegmental, el núcleo accumbens, y el núcleo caudado), y una serie de hormonas que son liberadas, causando diferentes efectos tanto en nuestro cuerpo como en nuestra conducta.
La dopamina es un químico en el cerebro que produce placer. Éste juega un papel importante en conductas adictivas como las apuestas, el consumo de drogas y bien, el amor. Cuando nos enamoramos la dopamina es liberada y da esa motivación y deseo de estar con la persona amada cada vez más. Así que cuando alguien toma un significado especial en tu vida y te enfocas demasiado en ese individuo es porque el sistema dopaminérgico mesolímbico (sistema encargado de transportar la dopamina de una región del cerebro a otra) está activado. Cabe mencionar que la dopamina está presente tanto en la etapa inicial del enamoramiento, como en una relación de mucho tiempo.
La oxitocina es también conocida como el “neuromodulador del compromiso” ya que ayuda a reforzar los lazos amorosos y promover la intimidad, en pocas palabras es de lo que están hechos los besos, abrazos y apapachos. Por lo que la próxima vez que sientas ganas de quedarte en casa y ver una película con tu pareja es la oxitocina haciendo su trabajo.
Algunos estudios muestran que las personas enamoradas presentan bajos niveles de serotonina, similar a los de las personas con desorden obsesivo – compulsivo, lo que explica la obsesión por esa persona de la que se está enamorado. De hecho, esto se asocia también con que le romance en una pareja pueda estar activo durante décadas.
La responsable por esas mariposas en el estómago, el sudor en las manos, la boca seca y el tartamudeo al ver a esa persona especial es la norepinefrina, quien también hace que nuestro corazón se acelere y estemos nerviosos y a la vez emocionados cuando estamos con nuestra pareja.
Así que, el amor no es simplemente una emoción, sino también una serie de químicos que actúan en nuestro cerebro y nuestro cuerpo cuando se está enamorado. No obstante, a pesar de todo esto la ciencia sabe poco acerca de cómo funciona realmente el amor, sin embargo, es algo que al parecer todos llegamos a saberlo cuando lo sentimos.