Día de Muertos: ¿Tradición o cultura popular?
El 2 de noviembre, tradicionalmente conocido en la tradición católica como el Día de los Fieles Difuntos, también se celebran a los muertos en México. El Día de Muertos se caracteriza particularmente por sus coloridos altares de ofrendas dedicados a parientes fallecidos pero que sus familias recuerdan y conmemoran en esta época del año. Las ofrendas pueden ser muy elaboradas, destacando el uso de flores de cempasúchil, papel de china picado, fotografías de los difuntos recordados y objetos y alimentos que disfrutaban los que ya partieron. La idea principal de estos altares es ofrecer un camino y un nicho para los espíritus de los muertos que retornan cada año para visitar a parientes y amistades en el mundo de los vivos.
Esta festividad ha llamado la atención fuera de México, ya que el estado de la muerte no se considera algo ajeno o lejano a la vida. Al contrario, se celebra el retorno de los muertos con dignidad y alegría, deslindando cualquier noción negativa y macabra sobre el estado de la muerte. En distintos poblados y regiones del país, se pueden observar variadas celebraciones, como los altares monumentales de Huaquechula, Puebla, o las visitas a los panteones en la isla de Janitizio y en Pátzcuaro, Michoacán. La fiesta conserva la solemnidad de la memoria, pero esta misma se embellece con el esfuerzo de los vivos en realizar un re-encuentro alegre y llamativo.
En años recientes, el Día de Muertos también ha sido representado en filmes comerciales como Spectre (2015), parte de la franquicia de James Bond, y Coco (2017), la exitosa película de Pixar y Disney. Con James Bond, el Día de Muertos es el fondo para la secuencia inicial de acción del filme. El popular agente secreto camina por las calles de Ciudad de México durante un desfile con personas disfrazadas de catrinas y otras criaturas alusivas a la muerte. El ambiente asemeja más un carnaval que una fiesta solemne para los difuntos. De manera similar, Coco aprovecha el Día de Muertos como escenario principal de su trama, exhibiendo un mundo de los muertos lleno de color y celebración. Los varios motivos y figuras detalladamente elaborados ofrecen una visión casi barroca y mágica de esta fiesta.
Debido a estas representaciones tan llamativas en el cine, en años recientes la Ciudad de México ha comenzado a organizar un desfile de Día de Muertos. Los organizadores de este evento lo promocionan como una actividad tradicional, a pesar de tener pocos años de ser creada. Además, en 2019, el Bosque de Chapultepec se transformó en un Mictlán, o mundo de los muertos en la mitología prehispánica, que se asemejaba mucho a la tierra de los difuntos en Coco. Estas estrategias, cuyo valor comercial y turístico contrastan con las celebraciones realizadas en otras regiones del país, nos hacen preguntar sobre la relación que existe entre la tradición como práctica inmutable y las acciones diarias y flexibles enfocadas al consumo y al entretenimiento en torno a la celebración de los muertos.
Si bien hoy en día consideramos que el Día de Muertos es una celebración tradicional que forma parte de la identidad cultural de nuestro país, es importante destacar que no hay un consenso sobre su origen. Manuel Alberro (2004) considera la celebración como sincretismo entre prácticas aztecas y españolas. Elsa Malvindo (2007), investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, arguye que la tradición del Día de Muertos se puede rastrear a la Europa Medieval. Stanley Brandes (1998) observa que la dimensión de identidad nacional adjudicada al Día de Muertos es reciente, del siglo XX. Por lo tanto, es difícil afirmar que esta fiesta es resultado de la hibridación de ritos y prácticas en el país. Más bien, se puede argüir que surge como una estrategia más para cimentar la visión moderna de lo que es ser mexicano.
A pesar de ser una celebración que ofrece una imagen muy particular de nuestro país y de nuestra cultura, no debemos ignorar su valor dentro del tejido de símbolos que nos define como mexicanos. El Día de Muertos es efectivamente una fecha de celebración, memoria y respeto. Aunque se puede cuestionar su sincretismo, es importante reconocerlo como una práctica de memoria que permite visibilizar a nuestros queridos difuntos y también a aquellas vidas perdidas por injusticias sociales y políticas. El Día de Muertos celebra, pues, conmemoración, e incluso manifiesta acciones de resistencia para aquellos que no pudieron hacerlo en vida.
Bibliografía citada:
Alberro, Manuel (2004). “El antiguo festival céltico pagano del Samain y su continuación en la fiesta laica de Halloween, el Día de los Difuntos cristiano, y el Día de Muertos en México”. Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, no. 12, pp. 3-31.
Brandes, Stanley (1998). “The Day of the Dead, Halloween, and the Quest for Mexican National Identity”. The Journal of American Folklore, vol. 111, no. 442, pp. 359-380.
Sin autor (2007). “Orígenes profundamente católicos y no prehispánicos, la fiesta del día de muertos”. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Publicado: 1 de noviembre. Disponible en: https://www.inah.gob.mx/boletines/1485-origenes-profundamente-catolicos-y-no-prehispanicos-la-fiesta-de-dia-de-muertos-2.
Filmografía citada:
Coco (2017). Dirigida por Lee Unkrich. Walt Disney Pictures / Pixar Animation Studios. Estados Unidos.
Spectre (2015). Dirigida por Sam Mendes. 20th Century Fox. Estados Unidos.
Sobre el autor:
Enrique Ajuria Ibarra. Profesor Investigador de Tiempo Completo. Departamento de Letras, Humanidades e Historia del Arte. Doctor en Investigación Cultural por la Universidad de Lancaster, Reino Unido. Es Maestro en Teoría Crítica y Estudios Culturales por la Universidad de Nottingham, Reino Unido, y Licenciado en Literatura por la Universidad de las Américas Puebla. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores SNI nivel 1. Sus áreas de investigación se enfocan en la teoría crítica, la cultura visual, estudios de cine, el gótico y el horror, cabe mencionar que es uno de los dos expertos sobre estudios góticos en México. Y ha publicado estudios sobre el gótico y el horror en el cine mexicano. Desde el año 2014 es profesor de tiempo completo en el Departamento Académico de Letras, Humanidades e Historia del Arte y desde el año 2019 es Coordinador de Posgrado de la Escuela de Artes y Humanidades en la Universidad de las Américas Puebla.
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