Lo que escuchamos dice más de nosotros que nosotros mismos

Lo que escuchamos dice más de nosotros que nosotros mismos

Lo que escuchamos dice más de nosotros que nosotros mismos

La propia desnudez es un reflejo que grita lo que intentamos callar, y la música es un espejo del alma. En ella, más allá de las melodías que acompañan nuestro día a día, se constituye un fenómeno sociocultural que nos atraviesa como individuos y como comunidades. Escuchamos música como un acto identitario, cada preferencia refleja quiénes somos, a qué grupos pertenecemos y qué ideologías reproducimos o cuestionamos. Este ensayo parte de una premisa clara: lo que escuchamos dice más de nosotros que nosotros mismos.

Las canciones que guardamos, los géneros que nos atraen y las letras que repetimos funcionan como ventanas que delatan quienes somos, así como el tipo de sociedad en el que vivimos. Por ello, la música debe comprenderse y apreciarse como un lenguaje que moldea y refleja dinámicas sociales, colectivas e ideológicas. El arte en general influye en la pertenencia a comunidades específicas, interviene en la formación de ideologías y cohesiona (o divide) grupos sociales de distinto origen. A través de un recorrido interdisciplinario que abarca psicología, sociología y teoría cultural pura, este ensayo plantea que la música es un elemento clave para entendernos a nosotros mismos y a nuestras sociedades.

Como un primer eje de análisis, el capítulo “Espejo del alma” aborda la relación entre psicología, sociología y gustos musicales, ya que, la música que escuchamos como experiencia subjetiva, es única e intransferible; sin embargo, en esa subjetividad se encuentran patrones significativos que revelan aspectos de la personalidad, las emociones y las tendencias ideológicas de cada individuo. Desde los cánticos tribales hasta los géneros modernos, la música ha acompañado procesos de identificación cultural individual y colectiva, este trabajo demuestra la correlación entre rasgos de personalidad y preferencias musicales, abordando en apoyo de especialistas, cómo los individuos buscan en determinados espacios una forma de regular sus estados emocionales o de expresar su carácter, proyectando una compleja red de significados ocultos que habla de nuestro contexto y psicología.

El segundo argumento, titulado “Una burbuja apabullante”, explora más la música desde la sociología, y función como marca de pertenencia y factor de cohesión o diferenciación en comunidades sociales, lo que aquí se demuestra es que algo tan “normal” como portar una camiseta de una banda, asistir a un concierto o compartir una playlist no son gestos del todo inocentes: son declaraciones de pertenencia. El ensayo analiza fenómenos como las rivalidades entre subculturas, y cómo éstas evidencian claramente que los gustos musicales reafirman identidades, e incluso las enfrentan, así, la música no es neutral, y puede ser una bandera o una frontera en un campo de batalla simbólico.

La tercera parte, “Hijos bastardos”, se centra en la influencia de las comunidades musicales en las creencias y estereotipos que circulan en la sociedad, ya que la opinión pública suele asociar géneros musicales con características específicas de quienes los escuchan, como el rock con la rebeldía o los narcocorridos con la violencia. Aunque es innegable que muchos de estos prejuicios resultan reduccionistas, su persistencia revela el poder de la música como marcador social, el ensayo examina cómo estos estereotipos no surgen de la nada, sino que responden a contextos culturales, políticos y económicos, esto centrándose en México. Así, cuando un país produce y consume, por ejemplo, música y arte fuertemente vinculado al narcotráfico, se puede afirmar que la acción se transforma en práctica cultural y se convierte en un espejo que refuerza una realidad social marcada por la violencia y la desigualdad.

Dentro de este punto, la música que escuchamos también se revela muy claramente como una herramienta de resistencia y transformación social. A lo largo de la historia, géneros como el blues, el reggae, el punk o el rap han funcionado como vehículos de protesta y empoderamiento comunitario, no es azar, esto es una realidad. El arte es más que capaz de denunciar injusticias, visibilizar problemáticas y consolidar movimientos sociales al convertirse en un lenguaje que da voz a demandas colectivas de toda índole, en este sentido, este trabajo subraya la capacidad del arte sonoro de trascender el entretenimiento, reafirmando que las preferencias musicales, lejos de ser triviales, son políticas, transformadoras y sumamente reveladoras.

Es de resaltar que el análisis completo se sustenta en el diálogo con especialistas de renombre, desde los aportes de Bourdieu, hasta las investigaciones psicológicas de Peter J. Rentfrow y Samuel D. Gosling. De esta forma, pasando por estudios contemporáneos sobre estereotipos y globalización cultural y por medio de distintas reflexiones, este ensayo establece sin espacio para la duda que la música ha sido objeto de interés académico serio y que sus implicaciones trascienden la esfera del entretenimiento.

Por ello, este ensayo emplea un fundamental enfoque crítico, que invita a cuestionar los estereotipos que utilizamos para juzgar a otros y a abrir nuevas líneas de investigación sobre el papel de los algoritmos de recomendación de redes sociales, el contexto sociopolítico, personal y cultural en el desarrollo de los individuos, y el papel de los medios en la manipulación de gustos y percepciones. En un cierre conciso, este trabajo subraya un mensaje más que contundente: el arte nos delata, nos une y nos divide, pero también nos brinda la posibilidad de reflexionar sobre nuestra mente y transformar sociedades. Leer este ensayo es adentrarse en un viaje que trasciende géneros y gustos, siendo una clara invitación a cuestionar lo que consumimos y reconocer que nuestros gustos no son una casualidad; son un espejo de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser.

Sobre el autor:

Leonardo A. Sánchez Cervantes

Estudiante de la licenciatura en Comunicación y Producción de Medios por la Universidad de las Américas Puebla. Es parte de distinguidos proyectos en desarrollo dentro de su departamento académico. Ya sea de índole literaria, cinematográfica o radiofónica, se destaca por su participación activa en iniciativas de carácter formativo y cultural.

Contacto: leonardo.sanchezcs@udlap.mx

Tutor académico:

Iván Vázquez Rodríguez

Doctor en Literatura Hispanoamericana por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; Maestro en Literatura Mexicana (BUAP). Realizó una estancia de investigación en la Residencia de Estudiantes (Madrid, España) y en la Universitat d’Alacant (Alicante, España). Actualmente, forma parte del personal académico del Departamento de Letras, Humanidades e Historia del Arte (UDLAP) y funge como encargado de las acciones operativas del proyecto “Hacia una universidad libre de plagio” (UDLAP). Además, es miembro activo de la Red Mexicana de Investigadores sobre la Integridad Académica (REDMIIA).

Contacto: ivan.vazquez@udlap.mx

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