Con admiración y respeto por el Dr. Mario Molina
Hace poco más de un mes, el pasado 14 de mayo, nuestro orgullo nacional, el Dr. Mario Molina quien obtuviera el Premio Nobel de Química hace un cuarto de siglo, por su notable contribución a la comprensión científica de la “… química atmosférica, particularmente en lo concerniente a la formación y descomposición del ozono …” (Fundación Nobel, 2020), puso a la consideración del Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), un artículo escrito en coautoría con un grupo de discípulos (Zhang et al., 2020)..
Dado el prestigio profesional del Dr. Molina y la contundencia de las conclusiones a las que arribó junto con su equipo, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de Norteamérica decidió abreviar el proceso de “revisión ciega entre pares” al que obligan los estándares científicos más elementales, para proceder a su inmediata publicación el pasado 11 de junio; es decir, apenas 28 días después de haberlo recibido para revisión por primera vez.
La urgencia por compartir y difundir los resultados de cualquier investigación relacionada con la pandemia que nos asola ameritaba sin duda el tomar el riesgo de publicar una conclusión intuitiva y aparentemente correcta, pero que pudiera carecer de fundamento suficiente, al menos en la evidencia específica aportada por el estudio. En última instancia, era de esperar que la audiencia a la que iba dirigido el artículo, contara con los elementos técnicos para evaluar los méritos empíricos y metodológicos de las tesis sustentadas por el Dr. Molina y sus discípulos, las cuales consisten fundamentalmente en que (Zhang et al., 2020: pág. 1):
1) “… la ruta de transmisión aérea es altamente infecciosa y es la dominante para la propagación del COVID-19 …. …”.
2) “… la diferencia con y sin el uso obligatorio de los cubrebocas representa la medida determinante para darle forma a las tendencias de la pandemia …”; es decir, que el uso de cubrebocas ha sido la medida “determinante” para modificar las tendencias de contagio y mortalidad derivadas de la pandemia.
3) “… Otras medidas de mitigación implementadas en los Estados Unidos tales como el guardar distancia social no son suficientes para proteger al público …”.
Para sorpresa no de pocos, la tesis del Dr. Molina encontró un enorme eco, no sólo en la prensa popular, sino también en algunas autoridades, como nuestro famosísimo Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el Dr. López Gatell, quien celebró las recomendaciones del Premio Nobel mexicano, al mismo tiempo que le agradecía el que le haya compartido los resultados de esta investigación antes de que fueran publicados (Canchola, junio 15, 2020).
Para algunos, las conclusiones del Dr. Molina eran muy claras: como la ruta de transmisión aérea es la dominante, no basta con mantener la sana distancia para evitar el contagio, es necesario además el uso de cubrebocas. Para muchos otros, sin embargo, la tesis del Dr. Molina se resumía en que: el uso de cubrebocas hace innecesario el distanciamiento social, en virtud de que este último no ha sido la medida determinante de las tendencias de contagio y mortalidad. Para estos últimos, entonces, si lo que en realidad importa es que usemos cubrebocas, no tiene caso que sigamos en confinamiento guardando la “sana distancia”.
En ningún momento se deriva de la lectura del documento publicado por la Academia de Ciencias que el Dr. Molina sostenga esta tesis, pero lamentablemente este fue el efecto que encontró más resonancia entre las personas que vieron en sus palabras la validación de sus deseos: abandonar de una vez por todas el distanciamiento social que nos ha obligado a permanecer recluidos en nuestros hogares. Este fenómeno es un claro ejemplo de lo que en psicología cognitiva se conoce como el sesgo de confirmación: la tendencia a creer en lo que queremos creer, no en lo que la evidencia nos indica; fenómeno sobre el cual ya nos advertía Sir Francis Bacon en el siglo XVII cuando nos advertía que:
“… The human understanding when it has once adopted an opinion (either as being the received opinion or as being agreeable to itself) draws all things else to support and agree with it …” (Bacon, 1620/1939 citado en Nickerson, 1998).
En circunstancias normales, todo habría parado ahí. Una mala interpretación interesada de la tesis de un científico, que por definición debería estar basada en un análisis escrupulosamente cuidadoso de la mejor evidencia disponible.
Lamentablemente, sin embargo, las circunstancias que vivimos actualmente son todo menos normales. Apenas hace unos días, el 18 de junio para ser precisos, el Centro de Innovación y Meta-Investigación de la Universidad de Stanford, hizo pública una carta dirigida al consejo editorial del PNAS solicitando el que fuera retirada la publicación del Dr. Molina en virtud de que:
“… El documento hace afirmaciones extraordinarias sobre las rutas de transmisión, la efectividad del uso de máscaras y, por implicación, la ineficacia de otras intervenciones no farmacéuticas. Si bien estamos de acuerdo en que el uso de máscaras desempeña un papel importante en la disminución de la propagación de COVID-19, las conclusiones en este estudio se basaron en afirmaciones fácilmente refutables y defectos de diseño metodológico …”
(Haber et al., Junio 18, 2020).
Esta carta avalada por la firma de 45 científicos de instituciones tan prestigiadas como las escuelas de Medicina y Salud Pública de las universidades de Stanford, Johns Hopkins, Princeton y Yale, entre otras tanto de los Estados Unidos, como del Reino Unido y Australia, no hizo sino poner en marcha el tradicional “proceso de revisión por pares”, al que estamos obligados todos los que aún día hemos aspirado a publicar en un foro que tenga los más elementos estándares profesionales.
Como podrá verificar el lector directamente en la referencia, en ningún momento esta carta se refiere a la capacidad profesional del Dr. Molina, ni siquiera destaca el que el artículo en sí no forme parte en sí de su especialidad profesional; simplemente pone en duda, aunque cierto es que de forma muy clara, los méritos de la metodología empleada por el Dr. Molina y su equipo, y por ende el sustento de sus audaces conclusiones, y la malinterpretación que ha traído como consecuencia, no sólo entre el público lego, sino hasta en ciertas autoridades.
En todo proceso de revisión entre pares, existe el “derecho de réplica”, particularmente si quién lo hace es un laureado con el Premio Nobel, aunque cierto es que el común de los mortales no siempre gozamos de tal privilegio.
Pero, ¿cómo ha hecho uso el Dr. Molina de este derecho, por lo menos de momento, si no en el ámbito del PNAS (donde debería ser), sí en el confortable nicho de su propio “Centro Mario Molina”? Con una carta aclaratoria (sin destinatario específico, por cierto), de la que destaco las siguientes frases, muy comprensibles en una persona que defiende apasionadamente sus ideas, pero que me resultan absolutamente inaceptables en un científico de la talla del Dr. Molina (Molina, junio 19, 2020):
- “… Las personas que cuestionan nuestro artículo no tienen idea del papel que juegan los aerosoles, y de manera ingenua piensan que la única preocupación resta en las gotas grandes que las personas emiten al toser o estornudar, y no confían en nuestro estudio simplemente porque pertenecemos a una diferente comunidad de científicos …”
¿En qué basa esta otra aseveración tan audaz el Dr. Molina? ¿Cómo le consta que esa es la razón por la que los firmantes de la carta desconfían de su estudio? Podrá estar de moda en nuestra sociedad el acusar a la ligera de “discriminación” cuando no resultamos del agrado de los demás, pero uno esperaría más de un verdadero hombre de ciencia.
- “… no hemos observado ningún razonamiento que de manera seria cuestione nuestro artículo, y permanecemos abiertos a la discusión de la ciencia, pero las objeciones hasta ahora han sido basadas en pura ignorancia …”
Otra vez aparece la audaz contundencia del Dr. Molina, pero no para rebatir puntualmente los argumentos de sus críticos, sino para descalificarlos ruinmente, tachando de “ignorantes” a 45 científicos que, si bien todavía no son merecedores de los “privilegios” de un laureado con el Premio Nobel, han dejado en claro las diferencias que los separan del Dr. Molina, no sólo en cuanto a su compromiso con los principales de la ciencia, sino también con los ideales de la “sabiduría” enemiga impertérrita de los caprichos de la arrogancia y la soberbia, porque como atinadamente reconociera, no un ganador del Premio Nobel de Química, sino Marco Pierre White, un cocinero sin duda mucho más sabio:
“… Success is born out of arrogance, but greatness come from humility …” o “… El éxito es engendro de la arrogancia, pero la grandeza desciende de la humildad …”.
Referencias
[1] Bacon, F. (1620). Novum organum. In E. A. Burtt (Ed.), The english philosophers from bacon to mill (1939th ed., pp. 24-123). New York, NY: Random House.
[2] Canchola, A. (2020, Junio 15). López gatell celebra recomendación de mario molina sobre cubrebocas. El Universal Retrieved from https://www.eluniversal.com.mx/nacion/lopez-gatell-celebra-recomendacion-de-mario-molina-sobre-cubrebocas
[3] Fundación Nobel. (2020, Junio 21). Mario J. molina – facts [página WEB]. Retrieved from https://www.nobelprize.org/prizes/chemistry/1995/molina/facts/
[4] Haber, N., Grabobski, M. K., Larremore, D. B., Wada, N., Goldman, S. N., Lessler, A., & … (2020, Junio 18). Letter asking to retract «identifying airboprne transmission as the dominant route for the spread of COVID-19 Meta-Research Innovation Center at Stanford University.
[5] Molina, M. (2020, Junio 19). In sin destinatario (Ed.), Carta aclaratoria Centro Mario Molina.
[6] Nickerson, R. S. (1998). Confirmation bias: A ubiquitous phenomenon in many guises. Review of General Psychology, 2(2), 175-220. doi:10.1037/1089-2680.2.2.175
[7] Zhang, R., Li, Y., Zhang, A. L., Wang, Y., & Molina, M. J. (2020). Identifying airborne transmission as the dominant route for the spread of COVID-19. Proc Natl Acad Sci USA, , 202009637. doi:10.1073/pnas.2009637117
Acerca del autor: Doctor y Maestro en Economía, Maestro en Finanzas y Licenciado en Ingeniería en Sistemas Computacionales por la Universidad de las Américas Puebla, adicionalmente está por concluir una Maestría en Neurociencias Aplicadas a la Mercadotecnia con Especialidad en Neuromarketing Político, por la Universidad Internacional de la Rioja. Cuenta con experiencia profesional en el ramo turístico, automotriz y financiero, además del académico. Participó como consejero del Grupo Financiero Asemex-Banpais. Ha trabajado en la gestión de carteras y otros rubros financieros. Ha sido Miembro Fundador del Consejo Administrativo de la institución, Consejero Fundador del Centro de Responsabilidad Social SUSTENTA, y ha impartido clases en los Departamentos de Banca e Inversiones y Economía, además del Posgrado de la Escuela de Negocios y Economía. Adicionalmente, participa en la gestión y consultoría de empresas familiares, además de hacer investigación en historia empresarial, economía conductual y neuromarketing político, especializándose en el estudio de la persuasión política subconsciente, con su tesis titulada: “El populismo: la neurosegmentación política del indigente cognitivo”. Es Miembro de Neuromarketing Science and Business Association (NMSBA) de International Society of Political Psychology (ISPP), de American Economic Association y de Financial Management Association International. Cuenta con una especialidad de reconocimiento de Micro expresiones, nivel experto por Paul Ekman Group. Actualmente, funge como Director Académico del Departamento de Banca e Inversiones y es profesor de tiempo completo dentro de la Universidad de las Américas Puebla
Por: Dr. Felipe de Jesús Bello Gómez.
Director Académico del Departamento de Banca e Inversiones