Partículas Arquitectónicas
Una casa es un espacio que no se puede definir fácilmente, cada persona tiene su impresión y su concepto de lo que dicho espacio representa, siempre cambiante como el universo alojado dentro de cada cabeza. Todos estos aspectos metafísicos se materializan en un cuarto, de mayores o menores medidas y de geometrías y colores siempre cambiantes.
El visualizar una casa es una tarea compleja y distinta dependiendo del lente con el cual se analiza el espacio, como un todo que aloja un universo y como una partícula perteneciente a un orden mucho mayor que lo vuelve casi insignificante.
Iteración de lo elemental
Es entonces, cuando al caminar y transitar por la ciudad nos llama al ojo la luz de neón de la paletería, o el reflector de el parque, los monumentos iluminados y los mamotretos de cristal incrustados cerca de un bosque. Todo ello se destaca sobre su contexto citadino, pero, ¿qué conforma dicho contexto?
Partículas iteradas.
Sirve imaginarse la casa como una partícula, elemental para la existencia de un universo amplio, un monstruo difícil de domar y con voluntad propia. La ciudad.
Esta partícula se repetiría a si misma expandiéndose por una línea, asignándole así un nombre y apellido en forma de calle y número. Iterándose se convertiría en una retícula de mayores dimensiones que alojaría no sólo a la casa, sino, a distintos tipos de partículas revolucionadas en forma de comercios, edificios gubernamentales, servicios, instalaciones, a lo que llamaremos colonias. Iterándose una vez más, obtenemos una ciudad.
Es aquí donde el contexto referido, se refleja como el fractal inmenso y complejo que es una ciudad, donde con cada nivel se observa un entorno tan complejo de entender como el anterior y el que lo sucede.
Edificios, viviendas, negocios: en obra negra, construyéndose, abandonados, pintados, habitados y protegidos. Todo lo que se imagina en un plano tridimensional palpable, pasa en segundo plano para el citadino, el turista y el político. Los universos contenidos dentro de una vivienda, y a su vez, de una colonia son tan complejos y protegidos que resulta mejor ignorarlos. Ceder la importancia a ciertos bloques y formas que resaltan por su valor histórico o económico.
Partículas chilangas
Dentro del plano de un universo dentro de otro, el hacer ciudad dentro de la ciudad parecería redundante, más no imposible. El Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco trae consigo la materialización de la utopía que Le Corbusier habría soñado en su Villa Radiante. Edificios multifamiliares contenidos en diversos volúmenes altos, estrechos y alienantes.
El contener el universo de sucesos que acontecen y definen a una casa es tarea que va más allá de los límites geográficos y geométricos de un espacio. Estos mismos se entrelazan y relacionan con otros al rededor, hostil o amigablemente, en diversos grados.
Unifamiliarmente esto supone un reto menor, pero, al iterar la partícula, consigo se magnifica el contexto, ahora no estamos hablando de una conexión de uno o dos espacios metafísicos perfectamente independientes, hablamos de la conexión de más de diez en un piso, más de cuarenta en un edificio, rodeado de más edificios idénticos, un contexto que no puede ser ignorado.
Mario Pani habría logrado sortear las dificultades de vivienda en la Ciudad de la manera más prometedora que se haya visto durante la modernidad. Pero, a su vez creó una ciudad, un bello arreglo geométrico ortogonal que consolidaría la parte centro-norte de la Ciudad y un monstruo urbano que supone un reto domar.
La conexión de historias entre los departamentos de Tlatelolco desde la vista individual contribuyen a la (re)creación de el nivel de vida superior que proyectaba el gobierno de dichas épocas. Los sucesos que marcan y rompen el orden en cada esfera, se convierten en esenciales partes de sucesos históricos que marcan el lugar, formando parte de un contexto grabado en la memoria colectiva.
Hacia la escala urbana, el conjunto habría de cambiar la identidad de una casa, a un departamento, y representarlo como una parte de un todo, hasta alienar a la casa de su individualidad que gozaba.
Al final, la ciudad habría de reducir (y tal vez, desestimar) una partícula tan elemental en un mapa, donde tal vez no alcance a representarse y se difumine en el fondo del mapa, como una fibra, una gota de tinta.
Acerca del autor: Alan Castañeda Delgadillo es estudiante de la Licenciatura en Arquitectura, generación 2019 en la Universidad de las Américas Puebla. alan.castanedado@udlap.mx
Por: Alan Castañeda Delgadillo, estudiante de la Licenciatura en Arquitectura, generación 2019 en la Universidad de las Américas Puebla.