Las cosas del arte son cosas del pensamiento

Las cosas del arte son cosas del pensamiento

Para el filósofo francés Jacques Rancière estética no designa la ciencia o la disciplina que se ocupa del arte sino un modo de pensamiento que se despliega a propósito de las cosas del arte. Así entendida no es más, finalmente, que un régimen histórico específico de pensamiento del arte. De ahí que las cosas del arte mucho más que soportes privilegiados para experiencias efímeras de placer o no placer son ante todo soportes privilegiados para el emplazamiento y la expresión histórica de cierto tipo de pensamiento. Entonces, desde sus inicios y por medio de la diversidad y heterogeneidad de sus soportes y géneros, lo que se ha venido llamando arte en determinado momento de la historia del pensamiento occidental ha sido utilizado de manera privilegiada por el ser humano para dejar huella de ciertas formas de su pensamiento en la peculiar visibilidad de los heterogéneos campos de lo sensible, que su voluntad de arte ha ido poco a poco emplazando y dispersando en el tiempo y el espacio.

Lo que permite explicar y entender también el interés constante del psicoanálisis freudiano para aquellas cosas del arte y, en particular para determinados textos o personajes literarios. Quedando claro que tanto los textos o personajes literarios seleccionados por Sigmund Freud como las obras plásticas a las que recurre en sus análisis y demostraciones teóricas funcionan para señalar la presencia de cierto tipo de expresión del pensamiento en la materialidad sensible, un pensamiento que no puede expresarse si no es precisamente por medio de aquella visibilidad, simplemente porque obedece a otros sistemas de codificaciones que los tradicionalmente considerados para cumplir con dicho objetivo. Siguiendo este planteamiento, resulta entonces que es el mismo Sigmund Freud el primero en acercarse a las artes como a un campo otro de expresión del pensamiento, más allá de las estrictas fronteras definidas tradicionalmente por la poética y sospechando fuertemente que estética no es más, finalmente, que un nombre equivocado para designar y caracterizar a algún tipo de un pensamiento que le es inmanente à son insu.

De ahí que si para Sigmund Freud existe algún tipo de pensamiento emplazado desde el inconsciente, entonces el pensamiento posicionado en la materialidad visible de las cosas del arte se viene emplazando desde un inconsciente estético. Dicho en otros términos y resumiendo: el inconsciente freudiano se constituye sobre el fondo de otro inconsciente, llamado inconsciente estético por Jacques Rancière. Uno de los desafíos del entendimiento de las cosas del arte siendo precisamente el poder ir a su encuentro.

Acerca del autor: trabaja en la Universidad de las Américas Puebla desde enero 1987, primero como profesor de tiempo parcial y posteriormente como profesor de tiempo completo a partir de 1988. En el Departamento de Lenguas fue coordinadora de la División de Francés desde su creación en 1988 hasta 1998. Pertenece al Departamento de Filosofía y Letras (ahora Departamento de Letras, Humanidades e Historia del Arte) desde 1999 como coordinadora del programa de licenciatura en Historia del Arte (ahora Historia del Arte y Curaduría). Desde 2003, es profesor titular de la Escuela de Artes y Humanidades. En 2012, recibió la medalla Compromiso con la Educación UDLAP 2012 para la Escuela de Artes y Humanidades. Pertenezco a la Asociación Mexicana de Estudios en Estética (AMEST) desde 2009.

Por: Dra. Laurence Le Bouhellec Guyomar
Profesora de tiempo completo del Departamento de Antropología, UDLAP
laurence.le@udlap.mx

Disponible formato PDF

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