Entre Pueblos Mágicos y turismo
En días pasados, San Andrés y San Pedro Cholula, así como Chignahuapan, fueron distinguidos con el nombramiento de “Pueblo Mágico”, denominación interesante para analizar desde la perspectiva turística.
Empezaremos por poner en contexto en qué consiste este programa impulsado por la Secretaría de Turismo Federal. Uno de los objetivos del programa “Pueblos Mágicos” es la revaloración de las poblaciones mexicanas que de alguna manera han ocupado un lugar relevante en el imaginario colectivo del país debido, entre otros factores, a sus tradiciones, ritos y mitos. Es decir, que tienen un patrimonio intangible, el cual es valorado y respetado por el visitante ilustrado, quien comprende que estas expresiones culturales dotan al poblado de una magia singular. Sin embargo, esta construcción en el imaginario colectivo también obedece al patrimonio tangible, expresado en algunos poblados a través de la belleza de su arquitectura vernácula, civil o religiosa. Es esta amalgama entre lo tangible y lo intangible lo que dota, de manera indiscutible, de magia a estos pueblos.
A la fecha, la Secretaría de Turismo Federal ha nombrado 65 “Pueblos Mágicos”. El estado de Puebla cuenta con cinco: Cuetzalan, Pahuatlán, Zacatlán, Chignahuapan y Cholula; éste último tiene un matiz interesante, debido a que San Andrés y San Pedro Cholula recibieron el nombramiento de manera compartida.
Si bien es cierto que el estado de Puebla ostenta un importante número de “Pueblos Mágicos”, la reflexión se vincula a qué hacer con estos destinos turísticos y cómo protegerlos para que se mantengan como contenedores culturales, sin ser degradados por el turismo. Esta afirmación hace referencia al turismo que en algunas ocasiones genera las llamadas “Hordas Doradas”, es decir, gran cantidad de visitantes curiosos por conocer el destino, pero sin conocimiento de lo que implica respetar el patrimonio tangible e intangible de estas poblaciones.
Considero que estamos ante una gran oportunidad de generar riqueza y bienestar en estos destinos, a través del turismo. Sin embargo, se debe reflexionar en la capacidad de carga de estos pueblos, así como valorar si en efecto cuentan con la infraestructura, equipamiento y servicios para recibir visitantes. Otro tema importante es la estructuración del “Pueblo Mágico” como un producto turístico responsable y sustentable, y, sobre todo, respetuosa de lo público y lo íntimo de estas comunidades. Ahí el reto de no caer en la banalización de nuestros “Pueblos Mágicos”, pues son destinos turísticos únicos y notables.
Acerca del autor: Profesor Titular del Departamento de Turismo. Candidato a Doctor en Urbanismo por la Universidad Complutense de Madrid en el área de Patrimonio Cultural y Turismo. Con estudios de posgrado en Administración de Empresas, Dirección de Hoteles, y Producción Técnica. Ha escrito resultados de sus investigaciones en revistas nacionales e internacionales arbitradas. Ha participado en diversos foros nacionales e internacionales en temas de Turismo Cultural. Fue Directora de Turismo de la Ciudad de Puebla. Forma parte del equipo de consultores de UDLAP-Consultores donde ha sido líder de proyectos vinculados con Productos Turísticos y Capacitación online. Dirige el Observatorio Turístico de Ciudades Mexicanas Patrimonio Mundial.
Por: Dra. Patricia Domínguez Silva
Profesora de Tiempo Completo de la Licenciatura en Turismo, UDLAP
patricia.dominguez@udlap.mx