Coleccionismo: El valor etéreo de las cosas
En algún momento de su historia, un humano consideró que un objeto era importante y decidió conservarlo, clasificarlo y agruparlo con otros de características similares, así surgió la figura del coleccionista. Con el paso del tiempo, otros humanos se especializaron en la recolección de todo tipo de cosas, al grado de considerar su actividad como una ciencia, tal como la filatelia (sellos postales), numismática (monedas), notafilia (billetes), bibliofilia (libros), deltiología (postales), conquiliología (conchas), filolumenia (cajas de cerillos), vitolfilia (anillos de puro), glucosbalaitonfilia (envolturas de azúcar), entre las más reconocidas. Los más admirados son aquellos que recolectan artículos de gran valor económico, como obras de arte, sellos, antigüedades, automóviles, piedras preciosas, miniaturas, animales disecados, vinos, afiches o hasta países, como lo hizo Napoleón Bonaparte.
El coleccionismo implica un cierto desarrollo personal de conocimientos especializados en temas sobre significado histórico y antigüedad, además de habilidades de búsqueda y conservación. El inicio de una colección es personal y de alguna manera hasta egoísta, es una decisión que implica acaparar para uno lo que los demás desean. A partir de entonces, se convierte en una actividad continua que puede durar una vida entera que, en el mejor de los casos, es mantenida por generaciones que terminan devolviendo los objetos a la sociedad mediante gestos altruistas o subastándolos por cantidades inimaginables. Un museo o galería son los lugares ideales donde puede acabar una colección para ser admirada.
La capacidad adquisitiva está directamente relacionada con la cantidad y tipo de cosas que se pueden coleccionar, sobre todo las de gran valor, invirtiendo incluso fondos familiares, equivalentes al valor de bienes. Pero eso no significa que no podamos coleccionar cosas sin valor económico alguno, como piedras, conchas de mar, plantas, flores o insectos; lo que para muchos es basura, para otros son tesoros en potencia. Además, el coleccionismo permite pertenecer a ciertos grupos de élite, sociedades o clubes, reunirse para admirar las adquisiciones de otros o abundar en temas relacionados. Aunque en muchas ocasiones, los coleccionistas somos señalados como raros, inmaduros, nerds o frikis.
En realidad, todos somos coleccionistas y asignamos el valor a las cosas de manera individual. Desde que nacemos, nos aferramos a algo o a alguien en la búsqueda de nuestra propia felicidad y después, nos pasamos toda la vida coleccionando infinidad de cosas sin darnos cuenta. Nuestra memoria es la caja fuerte con lo más valioso de nuestra colección personal: nuestros recuerdos, mismos que están clasificados en los mejores, los más hermosos o los más importantes.
En la infancia, comenzamos a juntar juguetes, carritos, muñecas, figuras de acción, cromos o tarjetas. Conforme pasan los años, nos vamos llenado de recuerdos, añoranzas, esperanzas, significados sumamente personales que el resto de la gente simplemente no entendería, el gusto personal o la atracción llevan a la adquisición de cosas similares y de repente, un día, tenemos una caja, un cajón, un mueble, una pared o una habitación repleta de todo aquello que nos complementa. Las colecciones personales más comunes son: música, películas, calzado, ropa, accesorios de marca, relojes, perfumes, pines, imanes, llaveros, tazas, tazos, cucharas, tarjetas ladatel, corcholatas, medallas, cómics, álbumes de estampas conmemorativas y todo tipo de objetos relacionados con personajes de ficción, como figuras de acción o con personajes famosos como autógrafos, fotografías, posters u objetos personales.
Internet ha permitido el incremento en la comercialización global de todo tipo de artículos coleccionables, ahora se puede tener fácil acceso a objetos pertenecientes a culturas de otros continentes, lo que en siglos pasados hubiera tardado toda una vida de búsqueda interminable. Por otro lado, la mercadotecnia voraz de nuestros tiempos nos ataca constantemente con campañas que incitan a la colección de infinidad de artículos relacionados con sus productos, como empaques, tapas, recortes, figuras, promocionales u objetos absurdos que solo refuerzan el consumismo.
La búsqueda y recolección de todo tipo de cosas puede derivar en una afición que fomente perseverancia, esfuerzo, tolerancia a la frustración y habilidades mentales como agrupación, ordenamiento y clasificación. Aunque existe una delgada línea que puede conllevar fácilmente a patologías como el fetichismo, exhibicionismo, obsesión, sustitución de carencias del pasado, compulsión de acaparamiento o el síndrome de acumulación de residuos que nunca han servido, pero que estamos seguros de que algún día los necesitaremos. Es fácil darse cuenta de alguno de estos trastornos cuando encuentras en tu casa objetos sin valor, empolvados, arrumbados u olvidados, como: periódicos, recibos, ropa vieja, bolsas vacías, bolígrafos inservibles, utensilios doblados u oxidados, medicamentos caducados y todo tipo de objetos obsoletos.
También es importante aclarar que un fanático no necesariamente es un coleccionista, puedes tener diversos artículos relacionados con alguna afición sin que esto determine que estás coleccionando a propósito. Por otra parte, estoy seguro de que todo especialista es, por ende, coleccionista de infinidad de datos u objetos relacionados con su área de estudio. Si hasta este punto de la lectura todavía no estás convencido de que, de alguna u otra forma también tienes esta fascinación, pregúntate si tienes más de cinco cosas relacionadas con un mismo concepto, tema, lugar o personaje… si la respuesta es afirmativa ¡felicidades, eres un coleccionista!
Para ser un coleccionista exitoso, considero que debes tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Enfocarte en lo que quieres recolectar, de lo contrario serás solamente un acumulador de objetos.
- Determinar la clasificación de los artículos como características, tipo, etapa, era o saga.
- Investigar sobre el tema para dominarlo.
- Definir tu presupuesto para conocer los alcances y limitaciones de tu poder adquisitivo.
- Designar el lugar donde conservarás o exhibirás tus objetos.
- Aprovechar las oportunidades de adquisición como subastas, ventas en lote o por volumen.
- Aprender a distinguir cuando algo no es original o no pertenece a lo que estás coleccionando.
- Perseverar a pesar de no encontrar lo que buscas.
- Y finalmente, establecer límites.
En un inicio tus razones personales para coleccionar nunca están enfocadas en una plusvalía a mediano o largo plazo, aunque es evidente que muchas cosas incrementan su valor comercial con el paso del tiempo, algunas llegan a convertirse en el Santo Grial de los coleccionistas especializados, debido a acontecimientos históricos, la muerte del creador, la continuación de una saga, entre otras circunstancias.
El coleccionismo es un pasatiempo que se adapta a cualquier personalidad y siempre se podrán encontrar productos para cualquier presupuesto, además de que no necesariamente está condicionado a juntar objetos antiguos, cualquiera puede comenzar a coleccionar algo que aparezca en la actualidad. Y tú, ¿qué coleccionas o qué te gustaría empezar a coleccionar?
Recuerda que la mejor colección es la que te hace más feliz.
Por: Mtro. Omar Derahin Saldaña Medrano
Egresado de la Licenciatura en Comunicación, Especialidad en Gestión Internacional y Maestría en Gobernanza y Globalización de la UDLAP