La carretilla, la azotea y el detector: sobre la historia de los rayos cósmicos, primera parte

La carretilla, la azotea y el detector: sobre la historia de los rayos cósmicos, primera parte

Manuel Sandoval Vallarta nació en la Ciudad de México el sábado 11 de febrero de 1899 y durante su infancia contrajo la polio; nunca se le pudo curar. Perdió el movimiento en un tobillo, pero con el tiempo aprendió a ocultar el impedimento. Tuvo, también, lo que su viuda describió como “Un terrible accidente” en el ojo. Le hubiera perdido, pero, con un procedimiento de hail mary, se le salvó la glándula lagrimal izquierda y, con ella, todo el globo ocular.

Durante su infancia estudió francés y dibujo, como su madre, y tomó la música como entretenimiento; en otro tiempo y otro espacio, los sonidos de su chelo se trenzarían con el violín de Einstein. Al término de su infancia, con 13 años, entró a la Escuela Nacional Preparatoria, con sedes en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y el Antiguo Colegio de San Ildefonso, desde donde había egresado y, posteriormente, jurado el primer presidente de México: Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix.

Llegado el momento, Vallarta decidió proseguir con una vida académica, pero -ya desde aquel entonces- las opciones para un académico eran inexistentes en el país, por lo que decidió dejar México y trasladarse a Cambridge. Sus planes, sin embargo, no estaban destinados a suceder. El atentado de Sarajevo en 1914, la crisis de julio y, finalmente el despliegue de maniobras y la Guerra Total en encaminaría a Manual Sandoval al Massachusetts Institute of Technology (MIT). De donde en 1921, un año después de la muerte de su madre, se graduó como Bachelor of Science y, ese mismo año, fue nombrado profesor ayudante de Vannevar Bush.

Eventualmente Bush se desempeñaría como director de la Office of Scientific Research and Development (OSRD), el aparato burocrático del cual nacería el Proyecto Manhattan. El desarrollo que pondría punto final a la etapa de Vallarta en el MIT, después de haber fungido como mentor y amigo de varios participantes del dream team de Los Alamos, Nuevo Mexico.

Tres años después de graduarse como licenciado obtuvo su doctorado con la tesis: “El modelo atómico de Bohr desde el punto de vista de la relatividad general y el cálculo de perturbaciones”. Y los siguientes dos años, 1925 y 1926, fueron fructíferos en demasía. Publicó en el Journal of Physics Review y The Physical Review sobre temas de frontera: la relatividad general de Einstein; la interacción de la materia con la radiación electromagnética de Planck; la estructura atómica de Bohr y Sommerfeld.

Un año después, en 1927 Manuel Sandoval Vallarta, ganó la Beca en Memoria de John Solomon Guggenheim para Latinoamérica. Eligió estudiar durante un año en la Universidad de Berlín, en Unter Der Linden donde conoció al Herr Doktor Professor (HDP) Einstein, quien le impartió un curso de relatividad; al HDP Max Planck en su curso de teoría Electromagnética; al HDP Erwin Schrödinger con quien tomó el primer curso impartido de la recién descubierta Mecánica Cuántica. Tras un año en la Universidad de Berlín se transfirió a Leipzig. Ahí conoció al HDP Werner Heisenberg, recién nombrado profesor de física por su descubrimiento de la mecánica cuántica matricial. Ese mismo año Einstein nominaría a Werner al premio Nobel de Física. Tenía veintisiete años; Sandoval Vallarta veintinueve.

Cuatro años después, en 1932, Heisenberg ganaría el premio Nobel; seis años después lideraría el Uranverein y visitaría a Niels Bohr en Copenhague para retrasar el programa nuclear Nazi; en 1945, cerca de final de La Guerra, fue capturado por los aliados como parte de la Operación Epsilon. Una vez liberado, retornaría a Alemania a dirigir el «Kaiser-Wilhelm-Gesellschaft zur Förderung der Wissenschaften”, eventualmente rebautizado “Max-Planck-Gesellschaft zur Förderung der Wissenschaften”.

Vallarta retornó al MIT como profesor en 1929, un año antes de la fundación de la academia nacional de ciencias en México. Bajo su tutoría Nathan Rosen hizo su maestría. Años más adelante, en 1935, Rosen, publicaría, con Einstein, sobre los “Puentes Rosen-Einstein” o “agujeros de gusano”.

La relación de Einstein y Vallarta sería constante. Manuel y su esposa María solían reunirse los fines de semana con el Profesor Einstein. Manuel y Albert tocaban sus instrumentos; dos viejos compañeros en el exilio. Vallarta, se convirtió, también, en fuerte crítico de los esfuerzos últimos de Einstein por unificar el campo gravitacional y Rosen y Vallarta se dedicaron a encontraron los límites de la relatividad.

A partir de 1933, Sandoval Vallarta, comenzó a impartir diversas conferencias por todo México. Para 1934, Vallarta, había inspirado ya a una nueva generación de físicos teóricos mexicanos. Dos de ellos, Alfredo Baños y Carlos Graeff, iniciaron doctorados bajo su tutela en el MIT. Graeff, al igual que Vallarta, fue becario Guggenheim. Baños, regresó a México y fue nombrado primer director del Instituto de Física de la UNAM.

El primero de septiembre de 1939, las cosas comenzaron a cambiar. Con la humanidad acercándose a nuevas escalas de destrucción y después de 26 años de exilio emparedados por dos Guerras Mundiales, Manuel Sandoval Vallarta regresó a México definitivamente. Se vio envuelto en política interior mexicana. Fungió como asesor científico durante la negociación y firma del tratado de Tlatelolco, affair que habría de culminar con el primer Nobel para México. Ganó la Legión de Honor, máxima distinción francesa; fue invitado a la Academia Pontificia de Ciencias por Juan XXIII, el Papa Bueno; dirigió el Centro Internacional de Física Teórica con Oppenheimer, el destructor de mundos; fue nominado al Nobel con Lemaître; perdió la vista por cataratas; falleció de un infarto.

Está enterrado en la Rotonda de las Personas Ilustres, donde se encuentran, también, los restos de su abuelo, Ignacio Luis Vallarta y, solían estar, los de Guadalupe Victoria.

Pero fue durante el verano de 1930, cuando Sandoval Vallarta llegó a Berlín con un futuro por delante, que, como todos los futuros, estaba aún por vislumbrarse, que Arthur Compton, comenzó, junto con otros tres físicos, la investigación que habría de cambiar la física en una azotea de la Ciudad de México.

 

Por: Lic. Dante Franco Miranda

Egresado de la Licenciatura en Física, UDLAP.

dante.francoma@udlap.mx

 

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