¿Lograr amar la matemática? Aplicación de la matemática a la vida cotidiana
Una de las grandes preocupaciones en los procesos educativos es poder encontrar los medios y los recursos para lograr la deseada transformación del individuo que le permita ser crítico y creativo. Para ello es necesario que comprendamos los fenómenos que lo rodean y lo ayuden a dar el paso trascendental que lo lleve a su simbolización, que es el medio universal de la transmisión del conocimiento.
En la educación tradicional, por ejemplo, las estructuras algebraicas de la matemática se explicarían de la siguiente forma: “En el álgebra abstracta existen ciertos sistemas básicos que en la historia y en el desarrollo de la matemática han alcanzado una importancia extraordinaria. Estos son en general conjuntos con cuyos elementos podemos operar algebraicamente, por lo que entendemos que al combinar dos elementos de un conjunto, se obtiene un tercer elemento del mismo conjunto y, además, que estas operaciones están sujetas a ciertas reglas que se indican explícitamente; mismas que son llamadas axiomas o postulados definitorios del sistema”.
Un estudio de la matemática que inicie con una abstracción como la anterior, nos genera, de entrada, un rechazo y, por lo tanto, poco interés. Pero la matemática es parte de nuestra cotidianidad y, si la entendemos así, es fácil llegar a amarla. A continuación, un ejemplo de cómo se puede identificar su presencia en cada una de las etapas de nuestra vida.
- En la niñez: en los rompecabezas, ordenar y clasificar objetos, los días de la semana, las formas de la mesa de juego o de estudio, la guardería, etc.
- En la adolescencia: en Facebook, cajeros automáticos, Internet, etc.
- En la juventud: en la música, la pintura, el ajedrez, etc.
- En la madurez: en los seguros de vida, las afores, el plan de pensiones, etc.
A veces no vemos la familiaridad de la ciencia matemática porque, a medida que crecemos, dejamos de preguntar sobre las relaciones y fenómenos que no entendemos del todo: nos da vergüenza inquirir, confesar nuestra ignorancia. Sin embargo, el que pregunta llega lejos, se entera, adquiere interactivamente el conocimiento y lo integra en su propia estructura mental. El que no entiende se queda a medias. El esfuerzo para preguntarse y preguntar genera una actitud inquisitiva, que es la base de todo progreso en el conocimiento. Es pues, el gran reto de nuestras instituciones educativas, trabajar por volvernos una sociedad crítica, creativa y participativa que no tenga miedo a preguntar, cuestionarse y darse cuenta de que la matemática, como otras ciencias, no le es ajena, sino parte muy natural de su vida diaria.
Acerca del autor: el Dr. Andrés Ramos Ramírez desempeña actualmente el cargo de Decano de la Escuela de Ciencias de la Universidad de las Américas, Puebla. Es Licenciado en Ingeniería Química por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Maestro en Matemáticas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Doctorado en Matemáticas Aplicadas por la Universidad Politécnica de Catalunya en Barcelona, España. Trabajó como profesor de tiempo completo desde 1973 en las siguiente Instituciones. Universidad de Guanajuato, Secretaría de Educación Pública, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Desde 1986 trabaja como profesor de Tiempo Completo en la Universidad de las Américas, Puebla. Fue responsable de la creación de la Licenciatura en Matemáticas y ente activo en la formación de la Licenciatura en Física, esto generó las condiciones académicas para la creación de la Escuela de Ciencias, de la cual fue el primer Coordinador General de1991 a 1995. Desempeñó el cargo de Jefe de Departamento de Física y Matemáticas del 2002 al 2005. A partir de ese año se fusionó la carrera de Actuaría a este departamento, en el cual se mantuvo como Jefe de Departamento hasta el año 2007. Tiene una muy amplia experiencia como ponente y conferencista en foros de su especialidad y de Divulgación de las Matemáticas
Por: Dr. Andrés Ramos Ramírez
Ex-profesor Udlap