Pelos de punta en la nuca

Pelos de punta en la nuca

Invierno

Salir a comer sola no tiene nada de malo, es más: sirve para poder pensar (cosa que hoy parece olvidada). No necesito de otro cuerpo a mi lado para estar feliz, yo puedo producir mi propio calor. Aunque por lo que alcanzo a ver por el rabillo del ojo, la gente piensa lo contrario. No me presionan si es lo que intentan: sus murmullos son de treinta decibeles, ¿saben?, significa que puedo escucharlos.

Primavera

Me he acostumbrado tanto a mi círculo de amigos que empiezo a sentirme muy cómoda con uno en específico. Pero debo decir que la gente nunca deja de presionar: si decido ser íntima o no con él es mi problema, nadie debe meterse en lo que no le corresponda. Aun así, tengo que admitir que su calor y mi calor son agradables al estar juntos; no estamos juntos y la gente no pierde el tiempo en etiquetarnos como si lo estuviéramos.

Verano

Él y yo nunca nos preguntamos nada; sin embargo, supongo que ya estamos juntos. Detesto darle la razón a la sociedad y sus prejuicios: nos comportamos como si realmente estuviéramos juntos, así que no veo por qué negar la “relación”. De hecho, a él parece que no le importa y a mí no me molesta ni desagrada. Al pasar tiempo con él me doy cuenta que disfruto su compañía.

 

Otoño

Empiezo a ver la vida llena de colores vibrantes, y eso que es otoño. Esto no sucedía antes y se debe a que él pinta mi mundo; antes era un lienzo recién comprado, a pesar de que lo adquirí desde que nací. La gente y yo al fin estamos de acuerdo: el amor es hermoso y no sé qué tipo de vida tendría si él no hubiera llegado. Debería comenzar a planear su regalo de navidad, ¿unos audífonos, una bufanda, una tarjeta de regalo de Amazon? No lo sé, le preguntaré a las personas de mi escuela con pareja.

 

Invierno

Todos tienen un plan para las festividades: tomar mil fotos y subirlas a las redes. No le veo nada de malo a esto, ansío que el mundo entero sea testigo de mi felicidad y deseen experimentarla cuanto antes, pero él no está de acuerdo en que yo haga esto, lo noto molesto y dice que lo deje de “presionar”. Nadie lo está forzando a nada. Dice que he cambiado y que no soy la misma que conoció. Se le debió subir el enojo a la cabeza porque yo sólo deseo mostrarles a mis amigas que soy tan feliz como ellas o más. No es una competencia, pero lo que miro en Instagram es increíble y estoy segura de que él lo puede hacer igual o inclusive mejor, quiero mostrar la suerte de ser quien soy gracias a él.

Primavera

Tuvimos una gran pelea y a pesar de que las flores están en su máximo esplendor, mi relación parece otoñal, mi lienzo se llena de colores oscuros y mi noviazgo se marchita, ¿qué haré si la pintura se acaba? No puedo respirar sin él, yo di todo y él debe hacer lo mismo. Además, empiezo a escuchar murmullos de nuevo, cuando creí que nunca volverían. ¿Por qué vuelven si hice lo que los demás? ¿No era lo que querían? Cumplí con lo que vi en las redes sociales: ¿no se supone que mejoraría mi relación? Entonces… ¿Por qué siento que, en vez de mejorar, empeora?…

Verano

Hace mucho calor y mis mejillas están rojas, a este punto ya no sé si se debe al enojo o porque estamos a treinta grados afuera. Peleamos de nuevo y esta vez algo me huele mal, mis mejillas rojas no son por el enojo, en realidad se deben a que él se enojó. Siento que no debo explicar por qué su enojo hace que mis mejillas estén rojas, si no lo digo nunca pasó, nadie se enterará y todo estará bien. El único problema es que ahora cuando acerca su mano tengo miedo, no sé si me va a acariciar o si me va a…No. Olvídalo. Bórralo, bórralo. Soy feliz, él me ama, yo lo amo, somos perfectos, se disculpó, realmente se arrepiente, no se disculparía si no me quisiera, sí, debe ser eso. Quiero decir, él actúa normal, tengo que superarlo y no exagerar. Pero por más que reprimo el no alejarme cuando acerca sus manos, aún no logro quitarme los pelos de punta en la nuca. No se nota, así que no pasa nada. ¿Estaré enferma?…

Otoño

No estoy enferma, pero me siento enferma. Los murmullos aumentaron y él terminó conmigo. Odio los murmullos, ¡enfóquense en la escuela que pronto hay que decidir qué universidad!, no tengo tiempo para estas cosas… Debo concentrarme e intentar no pensar en ello, al final volveremos, él no puede vivir sin mí, digo… así es para mí… ¿es? Fue…Sí, sí, fue, porque ya estoy bien.

¿Invierno?

Ah…por eso tanto frío…perdí la noción del tiempo, digo, ocurre cuando te la pasas en tu cuarto. No es que lleve tanto, sólo dejé de encontrarle sentido a ir a la escuela, la universidad no es para mí. Y no tiene nada que ver con él a pesar de que mis odiosos padres insistan. Estoy bien y nadie lo entiende, es sólo el frío, que me quita las ganas de salir… y comer… y hace que llore con facilidad. Mis padres se quejan de que duermo mucho, pero si los animales hibernan yo también puedo: digo, los humanos también somos animales…

¿Primavera o verano?

No sé en qué estación estamos, pero no sirve de nada saber, me da igual. Odio ir a terapia porque no tengo nada, son las hormonas. El terapeuta no deja de preguntar sobre mi relación y mi uso de redes sociales. El señor debería aplaudir que superé todo, porque no sé ni me importa lo que “él” esté haciendo. De verdad, odio a ese señor, no para de decir lo mismo, debe entender que no necesito cambiar nada.

Día 40

Me pidieron que mis pensamientos no sólo se queden en mi cabeza, sino que también los escriba por día desde que empecé terapia. Aquí vamos. Tiene tiempo que me empecé a medicar, primero no creía que padecía una “depresión”, pero luego me leyeron una serie de síntomas que me describían. Se me saltaron las lágrimas. Lloré porque si lo que me estaba pasando tenía un nombre, entonces no era la única con esto en el mundo. Después intenté en verdad escuchar a mi terapeuta, seguí sus indicaciones poco a poco, hice mis tareas gradualmente y empecé a tomar antidepresivos. Ahora me doy cuenta: sí estaba muy mal y debía cambiar, no tenía idea de que una relación podía llevarme a esto… En fin, quiero cambiar y lo voy a lograr…

 

Día 80

He comenzado a modificar mi perspectiva de las relaciones, estoy bien y sana, quién diría que unos golpes en la mejilla, por mucho que tu pareja se arrepienta, son uno de los más graves indicios de violencia en la relación. Hay muchas cosas que se consideran violencia y yo no lo sabía, supongo que para eso existen las campañas de concientización. De cualquier forma, estoy lista y preparada para jugar de nuevo.

Otoño

He conocido a alguien, decidí tomarlo con calma y ahora siento que no vivo por él, lo veo más como un acompañante de vida, de mi camino. No lo veo como que él es mi camino y que cuando se vaya no tendré nada, él tampoco lo ve así. Mi relación es diferente, no coincide con lo que veo en redes sociales, pero está bien. Nosotros tenemos nuestras propias formas de demostrar que nos amamos, al fin y al cabo, existen muchos tipos de relaciones. Yo lo quiero y él me quiere, no le importa que tuve que tomar medicamentos e ir a terapia, es más, se alegra de que lo haya hecho. Hoy soy más fuerte y consciente de lo que sucede en mi relación. Puedo decir que no es perfecta, hemos discutido en algunas ocasiones por falta de comunicación y realmente estamos trabajando en ello. Aun así, lo más importante que he notado desde que estoy con él es que ya no he sentido los pelos de punta en la nuca…

 

Por: Diana Laura Castillo Verdejo

Estudiante de la Licenciatura en Psicología Clínica, UDLAP.

diana.castillovo@udlap.mx

Contenido disponible en PDF

Share this post