Nivel de sobrecarga del cuidador informal del adulto mayor

Nivel de sobrecarga del cuidador informal del adulto mayor

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Planteamiento del Problema

 La situación actual de transición demográfica a nivel mundial y nacional denota que el incremento de la población adulta mayor va en aumento, con ello se eleva la posibilidad de padecer alguna enfermedad o se genere algún tipo de discapacidad que dé origen a la demanda de cuidado, situación que recae sobre alguno de los miembros de la familia, amigos u otros grupos cercanos al adulto mayor, mismos que desconocen cómo es o debería ser el desempeño adecuado en el rol cuidador.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el número de personas con 60 años o más en todo el mundo se ha duplicado desde 1980, y se prevé que alcance los 2000 millones de aquí a 2050” (OMS, 2012). Esta cifra no es más que la muestra de que el cuidado de la persona envejecida va en aumento trayendo como consecuencia un alto nivel de sobrecarga que impacta directamente en el desempeño familiar y social.

México es un país de niños y de jóvenes, sin embargo, la transición demográfica responde a los cambios ocurridos en la fecundidad a partir de la década de los años setenta. En consecuencia, se prevé que mayores proporciones de personas de 60 y más años alcancen esta etapa de vida, así como una modificación radical en la estructura por edades de la población al disminuirse la base de la pirámide de edad e incrementarse la cúspide, que representa las edades avanzadas (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, [INEGI], 2014).

El incremento de la población adulta mayor tiene como consecuencia la necesidad de generar un cuidado informal, el cual se entiende “como un sistema de prestación de cuidados no remunerado a personas dependientes, por parte de familiares, amigos u otra personas, conformando un verdadero sistema oculto de cuidados, caracterizado por la ausencia de organización explicita” (Espinoza y Jofré, 2012, p.24). Este cuidado es agente de cambios en el estilo de vida del encargado de la atención como lo son condiciones económicas, físicas y algunas modificaciones en los roles funcionales dentro del cuidador.

Según el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) de España, el cuidado informal constituye en la actualidad el sistema principal de provisión para las personas que necesitan ayuda en su vida diaria. Destacando que en 12% de las viviendas familiares se lleva a cabo algún tipo de ayuda informal, y un 5% de las personas adultas definen “cuidador” como uno de sus roles (Domínguez, Zavala, De la Cruz y Ramírez, 2010, p. 3).

En América Latina y el Caribe la población en general crece a una tasa anual de 1.5%, la población mayor de 60 años crece en un 3.5%, Argentina, Uruguay y Chile, quienes ocupan los primeros lugares en porcentaje de envejecimiento. En México se muestra una tasa de crecimiento superior al 4% anual que los llevará a concentrar en el 2030 al 12% de la población nacional (Rodríguez y Landeros, 2014, p.88).

Espinoza y Jofré (2012), encontraron que las condiciones en que se desarrollan las actividades diarias del cuidador/a informal, lo hace un ser vulnerable desde el punto de vista sanitario. La sobrecarga del cuidador comprende un conjunto de problemas físicos, mentales y socioeconómicos que sufren los cuidadores de personas enfermas o discapacitadas, afectando sus actividades de ocio, relaciones sociales, amistades, intimidad, libertad y equilibrio emocional (p. 24).

Importancia del estudio 

El interés de estudio surge en base a las estadísticas del INEGI, donde señala que en el año 2010 las entidades federativas con los mayores montos de población de 60 y más años de edad del país son el estado de México, el Distrito Federal, Veracruz, Jalisco y Puebla, con cifras que van poco más de 514 mil a 1.1 millones de habitantes. Las cinco entidades agrupan a 4.1 millones de adultos mayores, poco más del 40.0% de dicha población (INEGI, 2014).

Ante este escenario se entiende que la demanda del cuidado es un campo muy amplio de estudio ya que las enfermedades, así como el proceso mismo del envejecimiento generan con mayor frecuencia, incapacidad y por lo tanto rompen el poder de autonomía creando dependencias. Éste es el punto de partida para destacar la importancia de conocer el nivel de sobrecarga de trabajo o factores que influyen en el desempeño del cuidador hacia el paciente, ya que algunas veces la alteración física o emocional del cuidador hace que su desempeño no sea bueno ni efectivo, dando como resultado una atención inadecuada. Es así como surge la pregunta de investigación ¿Cuál es el nivel de sobrecarga del cuidador informal del adulto mayor?

Marco Conceptual

El envejecimiento se ha venido estudiando desde tiempo atrás, sin embargo es en la actualidad donde se encuentra en la cúspide de una problemática generada debido al crecimiento de la población de personas ancianas que experimentan situaciones de vulnerabilidad emocional y física. En base a ello existe una mayor predisposición a desarrollar alguna enfermedad, especialmente crónica, que de no ser controlada y vigilada adecuadamente por el cuidador principal puede llevar a la discapacidad y compromiso de la autonomía del adulto mayor, generando en el cuidador un estado de sobrecarga que se comprende como “un conjunto de problemas físicos, mentales y socioeconómicos que afectan sus actividades de ocio, relaciones sociales, amistades, intimidad, libertad y equilibrio emocional” (Espinoza y Jofré, 2012, p. 24).

Es importante señalar que el agente de cuidado dependiente no tiene formación en salud, no recibe remuneración económica, cumple con este papel sin someterse a normas de horario, fundamentalmente son mujeres, y pasan gran parte del día con la persona que cuidan. El problema comienza cuando en la mayoría de los casos, se conduce el cuidado a la satisfacción de las necesidades del adulto mayor y se olvida al agente de cuidado dependiente (Rodríguez y Landeros, 2014, p. 88).

Existen varios factores que contribuyen para la sobrecarga proveniente del proceso de cuidar, ya que es un concepto multidimensional en que puede prevalecer el estrés, los sentimientos negativos, las dificultades originadas en el acto de cuidar, los factores económicos y los relacionados a la salud, tanto física como mental del cuidador. Esa sobrecarga es influenciada, principalmente, por factores orgánicos y emocionales relacionados al cuidador y al anciano con incapacidad, o por las propias condiciones estructurales del ambiente de cuidado y del soporte social y de salud de la familia (Rosina, Okino y Ferreira, 2013, p. 2).

Tesis presentada por:

  • Adriana Castillo Cinto
  • Fidel Alejandro Rodríguez Andrade
  • Ana María Tlatelpa Romero

Licenciatura en Enfermería, Universidad de las Américas Puebla.

Jurado Calificador

Presidente: Dr. Pedro Víctor Hugo Jano Carpinteyro
Secretario: Dr. Carlos Arturo González Castañeda
Vocal: Mtra. Madai Muñoz Covarrubias
Director: Mtra. Ana María Cerezo Bautista

Contenido completo disponible aquí

 

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