Contaduría Pública: una singularidad

Contaduría Pública: una singularidad

Los científicos que estudian las leyes de la naturaleza que creemos inalterables, de pronto encuentran excepciones, comportamientos inesperados, situaciones que no deberían estar ahí pero que están, en algunas ocasiones se les llama singularidades. Roger Penrose y Stephen Hawking han escrito textos de divulgación al alcance de cualquiera para entenderlas. El concepto mismo de los cisnes negros, tan comentado en su momento en ciertos ámbitos, por su escasa probabilidad de ocurrencia podría considerarse una singularidad.

El desarrollo académico y laboral de varias profesiones ha seguido un camino semejante en nuestro país, acorde con lo que ha sucedido a nivel mundial, pero no es así en la contaduría pública donde las condiciones particulares de México no se desarrollaron igual que en otros países, convirtiéndola en una singularidad.

En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, es común que los estudiantes egresados de contaduría estudien maestrías y doctorados, probablemente en la misma área o en alguna similar, de manera que existen grandes cantidades de contadores públicos en las empresas o en despachos profesionales, que son doctores en contabilidad. Las universidades estadounidenses, por lo tanto, han dado un tratamiento igual a la profesión contable que a otras y no dudan en exigir que sus profesores a nivel licenciatura sean necesariamente doctores en el área y sus organismos certificadores actúan de la misma manera.

En cambio, en México, la profesión se ha desarrollado apoyada totalmente en la práctica, en empresas y en despachos de auditoría. A nadie se le ocurriría pedirle a un solicitante una maestría o un doctorado en auditoría, por ejemplo, aunque ya existen estudios de posgrado en finanzas y en impuestos. De hecho, las maestrías y doctorados en contabilidad que han podido cursarse en nuestro país no llegan a cinco, incluyendo los ya desaparecidos.

Esto es alarmante por dos razones: la primera es que las universidades mexicanas buscan las mismas acreditaciones que las estadounidenses, lo cual se complica de manera dramática en contaduría. Hay muy pocos profesionales con posgrados en contabilidad, algunos trabajan en empresas, no en universidades, y eso se deriva del monto de los salarios que pueden percibirse en una o en otra; la segunda es que la misma profesión contable ha visto desdeñosamente estos estudios, y aunque las generaciones actuales de contadores cursan maestrías, en el ejercicio profesional sigue siendo mucho más valorada la experiencia que los estudios teóricos sobre auditoría o impuestos. Tendrán que pasar años antes que veamos a doctores como directores financieros o contralores y ¿cuánto tendrá que pasar para que veamos a los socios de despachos de auditoría con un título doctoral?

Acerca del autor: Contador Público con estudios de Maestría en Administración y candidato a Doctor en Educación. Con más de 40 años de experiencia docente y profesional en contabilidad, costos, análisis financiero y auditoría. 291 cursos impartidos en diversas universidades, de los cuales el 88% ha sido a nivel licenciatura y el resto en maestría. 194 módulos de diplomado impartidos a personal de diversas empresas. Autor de los libros «Contabilidad 1», «Costos» y «Contabilidad Administrativa» con editorial Pearson. Articulista en diversos periódicos y autor de su propio blog «Visión Financiera». Coordinador de las materias Contabilidad Financiera, Contabilidad de Costos, Análisis de Costos y Contabilidad Gerencial.

 

Por: Mtro. Francisco Javier Calleja Bernal.

Profesor de tiempo completo del Departamento de Contaduría, UDLAP.

francisco.calleja@udlap.mx

Disponible formato PDF.

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